A sus 93 años, Verónica Lynn, hace más que recorrer la ciudad o simplemente descansar. Hay que ir al teatro y verla. Hay que encontrarla allí, sobre las tablas, sumergida en las esencias del arte, no solo caracterizada como un personaje, sino también con la batuta en sus manos. En el imaginario popular cubano, la actriz siempre será la temible Doña Teresa Guzmán, pero más allá de su icónico rol en la telenovela Sol de Batey, resulta innegable su legado en todo lo que la palabra actuación puede abarcar.