Cuando el pasado 26 de mayo los transeúntes advirtieron, alarmados, que la escultura del icónico burro Perico estaba tirada en el piso, y luego alertaron sobre su desaparición, el hecho desató los más disímiles e insospechados comentarios y suposiciones. Sin embargo, la efigie del animal más popular y famoso de la historia de Santa Clara no fue vandalizada, ni robada, ni «emigró» hacia ninguna parte.