Pocos nombres tienen tanto sentido como el de la finca dirigida por Marino Quintero Almeida, uno de esos campesinos que saben ponerle las palabras justas a cada acontecimiento. Ubicada en la comunidad de San Pedro, en el municipio villaclareño de Corralillo, “El despertar” es uno de los buenos ejemplos de cómo reinventarse para mezclar agricultura, ciencia y enfrentamiento al cambio climático.