El son y la rumba adquieren categoría internacional con la presencia de Rita Montaner, que los estiliza en París y cuyas grabaciones difunde la radio.
Otro grande nuestro, Chano Pozo da sus primeros pasos cantando y tocando tumbadora a través de la RHC Cadena Azul. Años después, se convierte en un ídolo en Nueva York, donde pierde la vida en una reyerta.
Miguelito Valdés impone nuestra música en los Estados Unidos después de una etapa de consagración en la radio cubana con la famosa orquesta Casino de la Playa, cobrando el primer sueldo de cierta envergadura que el dueño de la emisora RHC Cadena Azul, Amado Trinidad le paga a un cantante cubano.
Por otra parte, otra estrella de nuestra música, Isolina Carrillo, con el conjunto vocal Siboney, inicia su cadena de triunfos, todas estas estrellas de la música cubana en buena medida le deben a la radio el conocimiento y la popularidad de sus obras.