La dirigente comunista, de 51 años, superó ampliamente a Carolina Tohá, representante de la socialdemocracia tradicional y exministra de Interior del actual Gobierno de Gabriel Boric, que logró un 27,6 %. Más atrás quedaron el diputado Gonzalo Winter, del Frente Amplio —coalición que impulsó la llegada de Boric a La Moneda— con un 8,9 %, y Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social, con apenas un 2,8 %.
“Hoy no solo hemos ganado una primaria, hemos roto un techo histórico para el Partido Comunista, pero también tenemos la enorme responsabilidad de enfrentar el avance de la ultraderecha con unidad y compromiso”, manifestó Jara en su primer discurso como candidata presidencial.
El objetivo de frenar a la derecha
En un escenario electoral polarizado y con las encuestas favoreciendo a los sectores conservadores, Jara llamó a la cohesión de las fuerzas progresistas. “La derecha ha crecido en el país aprovechándose del descontento y los problemas reales de la ciudadanía. Ellos no traen soluciones, solo gritos y retrocesos. Nuestro deber es detenerlos juntos”, subrayó.
La izquierda chilena, fragmentada en los últimos años, llega a esta contienda marcada por los reveses electorales y una creciente pérdida de influencia de la socialdemocracia, que dominó el panorama político tras el retorno a la democracia en 1990. La victoria de Jara refleja el ascenso del ala más radical de la coalición oficialista, en contraste con el declive del Frente Amplio y la centroizquierda tradicional.
La cita presidencial está prevista para el 16 de noviembre, donde Jara se enfrentará a una derecha que, pese a llegar dividida en tres candidaturas, lidera todas las encuestas. Competirá contra Evelyn Matthei, representante de Chile Vamos, la coalición conservadora tradicional; José Antonio Kast, del Partido Republicano y referente de la derecha; y Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario, vinculado también al discurso más conservador.
Abogada y administradora pública, Jara lideró el Ministerio de Trabajo desde el inicio del mandato de Boric en 2022 hasta abril pasado, cuando renunció para dedicarse a la campaña presidencial. Durante su gestión, impulsó medidas emblemáticas como el aumento del salario mínimo, la reducción de la jornada laboral a 40 horas y la controvertida reforma de las pensiones, políticas que le otorgaron alta visibilidad y reconocimiento popular.
“Sabemos gobernar, tenemos la experiencia y el compromiso necesario para transformar este país. No traemos promesas vacías ni soluciones mágicas, pero trabajaremos con seriedad y sin improvisaciones. Chile necesita responsabilidad, no populismos”, afirmó Jara, quien también se desempeñó como subsecretaria de Previsión Social entre 2016 y 2018.
La candidata hizo hincapié en la necesidad de superar las divisiones internas: “Estoy convencida de que nuestras diferencias dentro de la izquierda son una fortaleza, no un obstáculo. Solo desde la unidad podremos responder a los desafíos que enfrenta Chile”.
Jara se convierte así en la segunda mujer del Partido Comunista en postular a la presidencia, tras la histórica candidatura de Gladys Marín en 1999. Sin embargo, su candidatura se desarrolla en un contexto más complejo, con la derecha en alza y una izquierda que, pese a los logros de la actual administración, enfrenta el desgaste propio de la gestión y la fragmentación interna.
La campaña de Jara promete centrarse en defender los avances sociales impulsados por el Gobierno de Boric, en contraposición a un discurso conservador que busca capitalizar el malestar social. La contienda de noviembre será clave para definir si Chile profundiza sus reformas o gira hacia posiciones más conservadoras.