En una nueva manifestación de su obsesión por subvertir el orden constitucional en Cuba, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, se dirigió –dijo que con honor– a sus mercenarios en la Isla, para reafirmar el «apoyo» a esa Cuba que quieren imponernos.
Ese personaje compartió, en X, las mismas etiquetas que sirvieran de bandera a los que llamaron a la violencia en medio de la pandemia de la COVID-19, y que continuaron convidando a generar caos cuando en la Isla se luchaba por la vida; circunstancias en las que hasta el oxígeno nos fue negado por quienes, supuestamente, ahora son los más preocupados por el pueblo y su destino.
Tal actitud fue denunciada en x por el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, cuando señaló que el Secretario de Estado «insta a sus asalariados» en la Isla «a subvertir el orden constitucional y a cumplir órdenes de quienes hacen sufrir al pueblo cubano. Mientras utiliza fondos federales para que sus corruptos agentes se enriquezcan, millones de ciudadanos estadounidenses no tendrán acceso a la salud», argumentó.
El exsenador Rubio tiene un largo historial de ataques y agresiones contra la tierra en la que nacieron sus padres. A él se debe, en gran medida que, en su primer día en la Casa Blanca, Donald Trump revirtiera lo que tardíamente hizo su predecesor Joe Biden, e incluyó de nuevo a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Unos días más tarde, en su delirio por destruir a la Revolución Cubana y restablecer una política de mano dura hacia la Mayor de las Antillas, el 31 de enero reactivó la llamada Lista Restringida, que prohíbe transacciones con empresas vinculadas al grupo empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Por si fuera poco, también incluyó en esa lista a la empresa de procesamiento de remesas Orbit s.a., mediante la cual los emigrados cubanos enviaban dinero a sus familiares en Cuba.
En respuesta a estas arbitrariedades, el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, escribió en x que no le sorprendían «las medidas criminales anunciadas para amenazar a Cuba, un país que no tiene una sola medida en vigor contra ee. uu.», y se preguntó: «¿Cómo puede alguien afirmar que desea ayudar al bienestar de los cubanos con nuevas medidas de asfixia?».
Cabe recordar que, durante 2017 y más, el actual Secretario de Estado fue el principal instigador en el Congreso del tema de los supuestos incidentes de salud reportados por diplomáticos estadounidenses en La Habana.
La postura acerca de lo que Washington y la prensa norteamericana llamaran «ataques sónicos», fue asumida por el legislador, pese a que entre sus colegas de ambos partidos existió, y persiste, una gran duda sobre los argumentos de la Agencia Central de Inteligencia (cia) y el Departamento de Estado al respecto.
Como otra prueba más de la política hostil de Estados Unidos contra el pueblo de Cuba, Rubio se ha dedicado últimamente a denigrar a las misiones médicas en el exterior, como hizo en la gira por el Caribe, para presionar por que se restringieran los visados a funcionarios vinculados a esas misiones, a las que acusa falsamente de «trata de personas».
El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, explicó que el recién anunciado Memorando de Estados Unidos contra Cuba tiene detrás la influencia de Rubio y de los sectores anticubanos.