El colega y amigo Reinaldo Cañizares Mesa, periodista, escritor, etnólogo, oriundo del central El Purio, hoy Perucho Figueredo, ha ganado el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2025 en el género de testimonio, con el texto titulado "El Polaco", que así llamaban a Abel Santamaría Cuadrado en el batey del antiguo central Constancia.

Es un fresco literario en el género de marras, es una alusión poética a la vida y obra de la familia Santamaría Cuadrado, un redescubrimiento desde las raíces cubano-española de la prole que también vivió en un ingenio azucarero, y Joaquina siempre permaneció en su central, en la calle España, para seguir soñando con su Abelito, y por eso le regalaba caramelos a un niño para no olvidar a aquel ser bondadoso que se ponía bravo si algún muchacho le decia el Gaíto, por la ascendencia ibérica de sus padres Benigno y Joaquina.
Es verdad que Benigno, el carpintero, tuvo que hacerle un pupitre porque Abelito no quería que su amigo más pobre no tuviera asiento (él compartía el suyo con él) en la escuelita de Constancia, donde el maestro Eusebio Lima Recio le dio el premio El beso de la Patria por su clarividente composición.
El maestro que lo enseñó a pensar y a actuar como José Martí, el maestro de Encrucijada que le traía libros, y luego, los viernes, el alumno lo despedía en la línea del ferrocarril de regreso a su casa.
Cañizares, de El Purio, en cuyo recorrido investigativo he tenido el gusto de acompañarlo, nos va a mostrar que lo genérico también se puede volver híbrido, se puede novelar, y, tal vez, me haga recordar que Haydée, Yeyé, siempre llevaba de las manos al pequeño Abelito por el batey del ingenio, lo llevaba a la escuelita.

Y la última vez que Eusebio Lima vio a Abel Santamaría Cuadrado, en Encrucijada, se dio cuenta de que en algo andaba su antiguo e inteligente alumno, presintió alguna estampida de aquel que ya le mostraba ingenio libertario en el concurso El beso de la patria.
Otra mirada de la génesis de un Moncada.
