Nació en el entonces municipio de Vueltas, antigua provincia de Las Villas. En la finca Ojo de Agua transcurrió su primera etapa de la vida, allí cursó sus estudios primarios y los años de secundaria en Camajuaní y lo que nunca pensó fue que su vida lidiaría con el mar y los barcos.
En el año 1965 se trasladó a La Habana para hacerse piloto de altura de la pesca, por azares de la vida fue llamado al servicio militar entonces y fue seleccionado para cursar estudios sobre capitán de fragata en la escuela naval, algo en lo que nunca había soñado, actividad que desempeñó por 30 años.
Cuando llegamos a la Oficina Nacional de Inspección, adjunta al ministerio de la Industria Alimentaria y la Pesca en Villa Clara, encontramos a José Ramón Villanueva, un hombre cuyo apellido evoca grandeza nobiliaria, pero su vida es un testimonio de humildad y esfuerzo.
Nos dijo que sonaba a título de conde, pero en su caso solo heredó el apellido y las ganas de trabajar, en su familia los títulos se ganaban con el sudor.
Luego de 30 años, apegado a los quehaceres de la Marina de Guerra, recesa en esa actividad y comienza a laborar en el sector de la pesca donde suman ya casi otros treinta años.
José Ramón Villanueva, no es de los que retrocede ante las dificultades. Ya sea enfrentando largas jornadas o asumiendo responsabilidades, siempre avanza con decisión y lo que más impresiona es su capacidad para convertir el esfuerzo en resultados, demostrando que el éxito se construye con constancia. Tras la interrogante sobre su familia, expresó que su mayor orgullo son sus hijos, convertidos en profesionales, y una familia a lo cubano, sin corona.
José Ramón Villanueva: su historia es como la de miles de trabajadores sin blasones ni privilegios. Ante la pregunta de momentos difíciles vividos, miró al techo del pasillo donde nos encontrábamos, como si allí guardara aquel secreto.
Dijo que fue cuando lo enviaron a cumplir misión en el puerto de la República de Nicaragua para limpiar el lugar minado por los americanos para impedir que las embarcaciones entraran a ese puerto.
Y si algo guarda con celo es el breve momento que sirvió a la protección del Comandante en Jefe Fidel Castro, amante del buceo y que practicaba en la zona de cayo Piedra, en Playa Girón.
Villanueva, sigue dando que hacer, aun cuando estará cumpliendo muy pronto, el 28 de enero próximo, 76 años, y para escribir la historia del sector hay que contar con él. Actualmente se desempeña como inspector integral de la Oficina Nacional de Inspección de las Industria Alimentaria y la Pesca en la provincia, con una atención directa a las regulaciones pesqueras y otras actividades afines.
Amante del mar y orgulloso de laborar en el sector. Así ha transcurrido este encuentro sobre la vida detrás de este hombre, que nos dijo que, aun cuando lleve un apellido que evoque grandeza, prefiere ser recordado simplemente como un hombre que nunca dejó de luchar.
Un estrechón de manos sirvió para sellar este emotivo encuentro con Villanueva, apellido que dijo nunca le dio ventajas, pero tampoco lo frenó.
