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Una propuesta osada para la conservación del patrimonio
Desde una visión integral del museo sitio, la propuesta combina elementos históricos y contemporáneos. Imagen: Cortesía de Lemuel Vera Milanés.

Una propuesta osada para la conservación del patrimonio

Mónica Sardiña Molina / Vanguardia

Lunes, 22 Septiembre 2025 09:58

Las estructuras techadas de protección mitigarían el impacto corrosivo del clima tropical sobre las estructuras metálicas del museo sitio y contribuirían a consolidarlo como espacio público en la ciudad de Santa Clara.

El Museo Sitio Acción contra el Tren Blindado invita a retroceder en el tiempo hasta los últimos días de diciembre de 1958. Al mando de la columna invasora Ciro Redondo, que había partido en agosto de ese año desde la Sierra Maestra, el comandante Ernesto Che Guevara trajo la guerrilla a la ciudad que constituía la tercera fortaleza militar de Cuba y centro político-administrativo de la antigua provincia de Las Villas.

Una propuesta osada para la conservación del patrimonio
El tren descarrilado y edificaciones dañadas en la acción. Foto: Tomada de la revista Bohemia.

Entre tantas hazañas que colmaron de gloria la Batalla de Santa Clara e hicieron brillar al jefe rebelde como estratega militar, sobresale el descarrilamiento y toma del tren blindado, para evitar que el ejército de Batista rehabilitara las vías incomunicadas tras el paso de la invasión y fortaleciera la resistencia en la zona oriental del país.

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Foto: Tomada de Internet.

El convoy procedente de La Habana trasladaba 22 unidades: 18 vagones blindados, 2 locomotoras, 1 coche motor explorador, el coche plancha que llevaba emplazada una «antiaérea», y 408 efectivos, entre soldados, oficiales e ingenieros.

En la salida de la ciudad hacia Camajuaní, los vecinos fueron testigos del traslado de un buldócer desde la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas para levantar la línea férrea, el movimiento de combatientes desde la Segunda Comandancia, instalada en el edificio de Obras Públicas —hoy, Comité Provincial del Partido—, el fuego cruzado y los cocteles molotov lanzados por integrantes del Movimiento 26 de Julio en la ciudad.

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Fotos: Tomadas de Internet.

Una propuesta osada para la conservación del patrimonio

Algunos presenciaron de cerca la preocupación del guerrillero argentino-cubano por la seguridad de los lugareños durante la tregua y su caballerosidad al pactar la rendición, y muchos se beneficiaron con las provisiones que distribuyeron los soldados revolucionarios en cuanto se hicieron del control del cargamento.

Con estos y otros detalles cautivan las narraciones de los especialistas del museo y los libros cuyas páginas guardan las investigaciones más rigurosas; pero ningún relato será tan vívido como la contemplación directa de los objetos y estructuras originales, y las pertenencias y documentos que han llegado años después para guardarse con celo y exhibirse con orgullo.

El desafío de conservar

«Todo el que pasa hoy por ahí se da cuenta de que la situación actual de conservación del Tren Brindado es grave, debido al deterioro profundo de los vagones, que constituyen los objetos más importantes de la colección del museo», reconoce Guillermo Jesús Pérez Alonso, director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, del Centro Provincial de Patrimonio.

Amplía el especialista que, debido a la permanencia de las piezas a la intemperie, la agresividad del clima tropical y la cercanía del río, se acometían acciones de conservación y mantenimiento cada dos años. Sin embargo, la pausa obligatoria durante la pandemia de la COVID-19, la agudización de la crisis económica y los cambios monetarios en el país han limitado el acceso a recursos financieros y materiales para sufragar recursos y labores altamente especializadas.

Además, la corrosión obliga a sustituir partes de los vagones originales, lo cual implica una agresión a las piezas y la progresiva pérdida de su autenticidad, aun cuando las intenciones apuntan a un fin mayor.

Una propuesta osada para la conservación del patrimonio
Las estructuras de protección están diseñadas para mitigar el impacto de la lluvia, el rocío, la humedad, el sol y el viento, sin restar visibilidad a los objetos museables ni agredir el proyecto que desarrolló antes el arquitecto José Delarra. Imagen: Cortesía de Lemuel Vera Milanés.

Teniendo en cuenta la cercanía de la carretera a Camajuaní y de la línea férrea, que constituyen fuentes de contaminación y producen vibraciones en el lugar, los expertos apuestan por visiones integrales para la preservación.

«Existe la idea errónea de que el valor histórico se concentra en el pedacito que abarca el tren blindado. Desde 2018 hemos estudiado a escala urbana todo el sector desde el Parque de la Cruz hasta la sede del Comité Provincial del Partido, que incluye, por supuesto, el sitio declarado Monumento Nacional.

«Además, esa área deviene espacio público, sede de festividades, actos políticos y culturales; o sea, allí la ciudad tiene una proyección que va más allá del museo. Se necesita potenciar su imagen desde el punto de vista arquitectónico, para que sea más llamativo, incluso, desde esa línea de ferrocarril que constituye una entrada a la urbe», refirió Pérez Alonso.

La reciente visita de las máximas autoridades de la provincia a este «rincón» tan importante de la capital villaclareña, y el anuncio de una reparación capital, encienden el orgullo pilongo y las esperanzas de ver ejecutados proyectos de elevado rigor científico y profesional para una adecuada conservación de tantos valores patrimoniales.

Memoria histórica bajo techo

Como resultado de un convenio con la Facultad de Construcciones de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) —en la cual labora como profesor adjunto el director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos—, varios ejercicios docentes e investigativos de estudiantes de la carrera de Arquitectura han aportado soluciones a problemáticas identificados por el Centro Provincial de Patrimonio.

Como parte de su trabajo de diploma, y con la tutoría del máster y arquitecto Guillermo Jesús Pérez Alonso, el joven Lemuel Vera Milanés desarrolló una propuesta de diseño de estructuras techadas de protección, no solo para los vagones, sino para todos los elementos simbólicos que atesora el sitio.

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El joven arquitecto apostó por un diálogo entre pavimento, espacios verdes y mobiliario, para invitar a la permanencia. Imagen: Cortesía de Lemuel Vera Milanés.

«En un primer momento, cuando me hablaron del tren blindado, no estaba muy motivado. Descarté un poco esos “vagones viejos”, pero al conversar con los especialistas y profundizar en la historia del lugar, todo lo que allí sucedió, la participación del pueblo en el hecho bélico, la dirección del Che, la implicación de las edificaciones circundantes en la estrategia, me fui enamorando del tema. Luego de tanto investigar, pudimos insertar lo contemporáneo con lo histórico, y fue una grata experiencia», confiesa el joven arquitecto.

«Más que un proyecto ejecutivo, se trata de girar la atención hacia ese lugar histórico de la ciudad y el emplazamiento que más aporta económicamente a la red de museos de Santa Clara. La propuesta consiste en la inserción de estructuras de acero inoxidable con planchuelas de policarbonato, no para encapsular los vagones en un gran invernadero, sino para mitigar la acción de los agentes climáticos.

«Concebimos estructuras lo más discretas posible, que abracen los objetos museables sin obstaculizar la visión ni agredir lo que ya está, para que eleven el atractivo del museo y contribuyan a su objeto social», detalló.

Asimismo, la idea contempla trabajos sobre el mobiliario, el pavimento y la vegetación; la instalación de paneles fotovoltaicos para la generación de energía, la sustitución de las escaleras y la integración de rampas para eliminar barreras arquitectónicas que limitan el acceso a personas con discapacidades motoras; la incorporación de gigantografías que complementen el discurso museográfico, y la exposición de informaciones en Braille, para que las personas ciegas o débiles visuales también sientan la historia.

Gran importancia atribuye Vera Milanés a la iluminación, para dar vida al museo en horario nocturno y destacar aquellos elementos de mayor importancia, tanto en las estructuras metálicas como en las gigantografías, pero sin provocar deslumbramiento.

«A partir de las hojas que caen de los árboles y forman una cubierta orgánica, tratamos de hacer una poesía conceptual, como si la propia naturaleza tomara la iniciativa, ya que los seres humanos no valoran la importancia de estos vagones y el daño que sufren. Creamos entonces unas cubiertas con líneas sinuosas, que no obstruyen, sino que dialogan, permiten una conexión suave y se funden con el diseño del lugar», agregó.

Una propuesta osada para la conservación del patrimonio
Las gigantografías están concebidas para complementar el guion museológico, que está llamado a ser cada día más visual, interactivo e inclusivo. Imagen: Cortesía de Lemuel Vera Milanés.

Más que una intervención, Lemuel asume como justicia histórica el cuidado y la transmisión de todos los sentimientos que el sitio despierta, generación tras generación. «Mi mayor aspiración es que se pueda lograr un diseño que proteja y eleve el valor del tren blindado en el sector histórico y cultural donde se encuentra, integrado con el proyecto que antes desarrolló José Delarra; que todas las personas que pasen cerca sepan qué sucedió allí».

Como tutor de la tesis, el arquitecto y profesor Pérez Alonso explicó que fueron muy acuciosos en la búsqueda de referentes nacionales e internacionales y en la consulta de criterios especializados que validaron la propuesta.

«No trabajamos por un beneficio profesional individual. Todo se hace pensando en la ciudad nuestra, que está luchando por ganar el título de Monumento Nacional también para su centro histórico.

«Hagamos cosas para llamar la atención, para que vengan más personas, para recuperar ese protagonismo que tuvimos durante mucho tiempo y que se ha ido perdiendo.

«Faltaría que se asuma como algo factible y necesario. Este tipo de asuntos conlleva una voluntad política desde los gobiernos locales y una acción mancomunada. No son ideas concretas para ejecutar ya, sino para demostrar que existen alternativas, y hay que introducirlas en el pensamiento de quienes tienen el deber de proyectar adecuadamente y darle prioridad a aquello que sí es importante para la ciudad.

«Esto representa un beneficio para el pueblo, para que Santa Clara renazca y la gente vuelva a amarla, más allá de su centro histórico. Sí, tenemos que atender la vulnerabilidad, pero también aquello que mañana significará progreso», concluyó el director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos.