Echemos una vista panorámica en la geografía villaclareña, de tradición cañera, y apreciaremos cientos de hectáreas ocupadas de malas hierbas, donde un día crecía la llamada vara dulce.
Para avanzar, cooperativistas y trabajadores del campo libran una batalla diaria contra numerosas adversidades para mantener viva esta cultura, una herencia que contrasta con la realidad.
Hasta la fecha, en lo que va del 2025, apenas se han plantado un poco más de cuatro mil 500 hectáreas, el 50 por ciento del programa anual.
Como alguien escribió alguna vez, si te topas con la bien calificada vara verde, sin ser conocedor ni especialista, deducirás que por algún largo tiempo adquirirás en la Mipyme el dulce importado a los precios que esté.
Y aún cuando sembrar caña se ha convertido en una odisea para los agroazucareros villaclareños, en medio de una batalla contra múltiples carencias, contra viento y marea, existen esfuerzos notables por revertir la situación.
