Esto forma parte de la vieja mentalidad que no se ajusta a los tiempos que vivimos y se pierde tiempo en chequeos a teatro lleno para terminar casi siempre diciendo lo mismo: que ha faltado persuasión.

Lo normal sería que el arroz estuviera por la libre a un precio razonable y por supuesto, nadie que lo posea va a gastar dinero comprándolo. Pero aunque hablo en este caso del arroz, lo que digo sirve conceptualmente para cualquier producto porque se dan huevos cuando vienen a muchos que tienen gallinas, leche a personas con vacas, te encuentras incluso a productores de café recibiendo ese paquetico mezclado cuando llega, y lo venden o lo regalan porque es su derecho a disponer de “lo que le toca” porque lo que llega por cuota en Cuba difícilmente se quede en la bodega.  

Ahora bien, ¿por qué el pedido de renuncia es solo a los productores agrícolas? ¿Y por qué renuncia y no simplemente, no chico, para ti no hay? No sé si alguien se habrá puesto a pensar en lo absurdo que significa estar entregándole por la bodega en la misma proporción que a esos ancianos jubilados de menos de 2 mil pesos mensuales y a precios subsidiados, arroz, café, azúcar, diez onzas de granos, media libra de aceite, los cinco huevitos, todo esto cuando viene, a personas que se dedican día tras día a vender esos mismos productos al pueblo a precios altísimos que muchos no pueden adquirir o compran con manos temblorosas a la hora de pagar.   

Vamos a poner la matemática sobre la mesa. Con los 115 productores de arroz que han renunciado en Villa Clara a la cuota normada de los 490 consumidores que conforman sus familias se ahorra el país 3 mil 430 libras mensuales del alimento más consumido en Cuba y en el mundo. Eso significa 41 mil 160 libras al año o lo que es lo mismo 18,5 toneladas. Y estamos hablando solamente de 115 productores. Yo solo voy a preguntar para concluir, ¿Cuánto más se le pudiera dar a los que tienen menos, solo con dejarle de dar lo que realmente no necesitan, a los que tienen más?.