Frente al contexto de transformaciones económicas y sociales que vive el país, dicha norma marca un hito importante en la legislación laboral, con el objetivo de adaptarla a esta realidad.
Durante el primer cuarto del siglo XXI nuestra nación caribeña no ha dejado de enfrentar retos sociales y económicos significativos, ante lo cual se hacía evidente la necesidad de una actualización en el marco legal que regulaba el trabajo, pues el antiguo código se consideraba inadecuado para abordar la complejidad y diversidad del mercado laboral contemporáneo.
Es válido reconocer críticamente que la realidad económica donde se desenvuelve la sociedad cubana, signada por carencias y escasez de recursos de todo tipo, entre otras razones, complica el entorno para que el nuevo código pueda cristalizarse plenamente.
Amén de ello, este Código de Trabajo tiene el potencial de transformar la vida de millones de cubanos.
Su aprobación representa un paso hacia la modernización de las relaciones laborales en el país y con la participación activa de todos los actores involucrados, su ruta podría significar un cambio significativo en nuestro panorama laboral.
Por tanto, cubriendo tanto esperanzas como desafíos, la implementación de este nuevo marco legal, hoy en el centro del debate en los colectivos, es un proceso que merece la atención y el apoyo de todos los cubanos.
