El eco de sus palabras, la fuerza de su ejemplo, la llama de su pensamiento.
A 97 años de su natalicio, la figura del Che Guevara sigue siendo un faro que guía a generaciones de cubanos en la búsqueda de un futuro de compromiso y transformación social.
Nacido en Argentina, el 14 de junio de 1928, Ernesto Guevara de la Serna se convirtió, a través de una vida intensa y fecunda, en mucho más que un combatiente revolucionario. Fue un hombre de principios, de acciones coherentes, un ser humano que desafió las fronteras y se entregó a la humanidad.
Sus principios lo hacían incapaz de tolerar la explotación y la miseria, ya fuera en Argentina, Cuba, Bolivia o cualquier rincón del mundo, por lo que se convirtió en un tenaz defensor de la justicia.
Sus palabras, tan necesarias ayer, son hoy más vigentes que nunca, adaptadas a los desafíos del presente. Tras el triunfo de la Revolución, el Che comprendió el poder de las ideas y la importancia de la comunicación.

No solo impulsó la creación de medios como la revista Verde Olivo y la agencia Prensa Latina, sino que también contribuyó directamente a la educación política del pueblo cubano y a la divulgación de nuestra realidad en el mundo.
En cada acción, en cada palabra, demostró un humanismo admirable. Su ejemplo y su compostura fueron siempre fieles a su pensamiento.
Porque el Che es, y siempre será, un hombre extraordinariamente humano.
Cuba recuerda hoy al Guerrillero Heroico, al hombre de la palabra precisa, al hombre que es un paradigma, un ejemplo para los jóvenes y para todos los hijos de la patria.