A primera vista, Fidel y el Diego ocupaban universos distintos. Uno Líder Histórico de la Revolución Cubana; el otro, un genio incomparable con un balón en los pies. Sin embargo, cuando se encontraron por primera vez en La Habana en 1987, nació una amistad que nadie había previsto.
Diego vivió la partida de Fidel con profunda emoción. En una entrevista publicada por AP Archive, declaró: «Sí, el día es horrible. Anoche me comunicaron que murió el más grande, el más grande sin ninguna duda. Fidel Castro nos dejó. Fue como mi segundo padre. Yo viví cuatro años en Cuba y Fidel me llamaba a las dos de la mañana para hablar de política o de deporte o lo que sucediera en el mundo, y yo estaba dispuesto para hablar. Este es el recuerdo más lindo que me queda».
Por su parte, Fidel Castro también tuvo palabras de admiración y cariño para el Diez. En una ocasión, previa al mundial del '96, dijo: «Yo conservo muy grato el recuerdo de mis encuentros con Maradona. Siempre ha sido muy amistoso, siempre ha sido muy leal a esa amistad. Soy recíproco con esos sentimientos de Maradona y le deseo éxitos, el que se merece como atleta, como atleta constante, como atleta firme. Creo que él merece la gloria».
Tal vez el destino o la historia quiso que su despedida final tuviera lugar en la misma fecha. Este 25 de noviembre resurgen aquellos recuerdos: el reencuentro en La Habana, el famoso tatuaje de Fidel en la pierna de Diego, la complicidad en sus entrevistas y el apoyo mutuo en las madrugadas más difíciles.
Partieron el mismo día. Y desde entonces, cada vez que esta fecha regresa al calendario, sus esencias, sus legados y sus nombres vuelven a unirse para siempre.
