Cada 30 de junio se conmemora el Día Mundial de las Redes Sociales, un recordatorio de su doble naturaleza: potentes herramientas de comunicación e información, pero también espacios donde los riesgos acechan si no se utilizan con responsabilidad. Vivimos en una era irremediablemente conectada, donde las redes sociales se han integrado a nuestra vida cotidiana, permeando desde el ocio hasta el ámbito profesional. Son, sin duda, indispensables para la comunicación actual.
La accesibilidad a la información, la facilidad para conectar con personas distantes y las oportunidades laborales que ofrecen son ventajas innegables. Las redes sociales acortan distancias, construyen comunidades y democratizan el acceso al conocimiento, de esta manera ofrecen nuevas formas de aprendizaje. Sin embargo, este optimismo debe contrastarse con una mirada crítica y realista a sus riesgos.
Un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid revela una percepción dividida: dos de cada tres internautas reconocen tanto los beneficios como los riesgos de las redes sociales. Para comprender mejor esta perspectiva, consultamos a jóvenes usuarios:
«El auge de las tecnologías de la información y la comunicación, y el desarrollo de internet y las redes sociales, ha traído consigo un fenómeno crucial: la desinformación. Navegar en redes sociales implica enfrentarse a un mar de noticias falsas, lo que amenaza la comprensión de la información, la veracidad y la formación de valores. Para combatir esto, es necesario desarrollar la capacidad de discernir entre verdad y falsedad, utilizando recursos como la verificación de fuentes oficiales y el análisis de las marcas discursivas y textuales que delatan la veracidad o falsedad de una noticia».
«Las redes sociales, si bien son una muestra del progreso tecnológico, también pueden aislar de la realidad física y los entornos cercanos. Si bien su uso es generalizado, desconectan de las esencias, del contacto físico, de momentos de calidad con la familia y de las experiencias cotidianas en el barrio. Es necesario un equilibrio para no perder el contacto con lo tangible».
El ciberacoso, especialmente entre menores de 16 años, es una preocupación significativa. La creciente adicción a la tecnología y sus efectos negativos en la salud mental (depresión, ansiedad) son motivos de alarma. La proliferación de “fake news”, el acceso a contenidos sensibles y el abuso de las plataformas completan un panorama que exige responsabilidad.

El Día Mundial de las Redes Sociales debe impulsar un uso consciente y crítico, apoyado en una sólida alfabetización digital. Se requiere una reflexión colectiva —individual e institucional— para mitigar riesgos y maximizar beneficios. El futuro de la interacción humana en el ciberespacio depende de un uso responsable encaminado a proteger a los vulnerables y construir un entorno digital más seguro y equitativo.