El 13 de octubre, Cuba celebra el Día del Trabajador Azucarero. Una fecha que nos transporta a 1960, cuando la Ley 890 del Gobierno Revolucionario puso en manos del pueblo  382 grandes empresas, entre ellas 105 centrales. Pero esta no es solo una conmemoración histórica, es un reconocimiento a quienes mantienen viva una industria que late en el corazón de nuestra identidad.

El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, en un encuentro reciente con directivos y productores cañeros, reconoció  el valor de estos trabajadores al enfatizar que la agroindustria azucarera cuenta con «una masa de obreros y trabajadores comprometidos, con sentido de pertenencia, que tienen confianza en que todavía se puede recuperar este importante sector».

Este reconocimiento se une al llamado del General de Ejército Raúl Castro, quien ha insistido en la necesidad imperiosa de salvar la agroindustria azucarera. No se trata solo de producir azúcar sino de  generar energía a partir del bagazo y aportar a la economía nacional en medio de complejos desafíos.

La caña de azúcar, ese tallo dulce que marcó nuestro desarrollo, hoy representa mucho más que un cultivo. Es símbolo de resistencia, fuente de derivados industriales y, sobre todo, sustento de un país que cree en el renacer de la zafra.

Hoy los trabajadores azucareros cubanos celebran su día en circunstancias complejas. Pero en esta hora de serias limitaciones materiales y financieras, el país necesita más que nunca de ellos.

Que en esta jornada de reconocimiento reciban el merecido homenaje por mantener en alto, frente a cualquier desafío, esa industria que corre por las venas de la patria.

 ¡Feliz Día del Trabajador Azucarero!