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Cuando el río habla
Fotos: Naturaleza Secreta.

Cuando el río habla

Tomado del perfil de Facebook de Armando Rodríguez Batista, ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma)

Lunes, 13 Octubre 2025 10:18

En Santa Clara, la crecida de los ríos no es solo un fenómeno natural: es una advertencia que se repite con cada temporada de lluvias, cada aguacero que arrastra más que agua. La acumulación de sedimentos, el vertido directo de residuos sin tratamiento y la vulnerabilidad de las zonas bajas configuran un escenario donde el río se convierte en espejo de nuestras omisiones. Un equipo de nuestro proyecto de comunicación está en Villa Clara y comparte con nosotros las opiniones que siguen a continuación.

La ausencia de sistemas de tratamiento convierte cada canal en una vía de desechos. Lo que debería ser cauce de vida se transforma en corredor de contaminación. Los sedimentos, lejos de ser solo tierra arrastrada, son memoria de lo que no se ha hecho.

Cuando el río habla

Las zonas bajas son las primeras en recibir el golpe. Allí, la crecida no es metáfora: es agua que entra por las puertas, que sube por las paredes, que arrastra pertenencias y certezas. Y sin embargo, cada año se repite.

Cuando el río habla

Los resultados de los estudios de Peligro, Vulnerabilidad y Riesgo realizados en Santa Clara alertan sobre estos efectos y la necesidad de la implementación de sus recomendaciones por parte de los organismos responsabilizados, sobre todo el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Sin embargo, estas acciones no marchan en el plan de la economía con la dinámica requerida, según la Dra. C. María del Carmen Velasco Gómez, delegada de nuestro ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la provincia de Villa Clara.

Cuando el río habla

¿Quién responde cuando el río habla? ¿Quién escucha cuando su voz se mezcla con la de las comunidades que viven a su orilla?

Cuando el río habla

Esta crecida no solo inunda calles: pone en evidencia la necesidad de políticas públicas que integren saneamiento, educación ambiental, ordenamiento territorial y control. Esa es nuestra responsabilidad y a la vez nuestro desafío, y no solo en Santa Clara. En ese y en cualquier otro lugar de Cuba, debemos hacerlo mejor. Más que un deber es una urgencia en la que nos va la capacidad de sobrevivir a los impactos del cambio climático y de otras amenazas ambientales, sociales y económicas.