Veinticinco años han transcurrido desde el glorioso regreso a la patria de Elián González. Un niño de seis años que se convirtió en el epicentro de una batalla legal y mediática de alcance global.
El 26 de noviembre de 1999, Elián fue rescatado con vida en aguas de la Florida, tras un trágico naufragio. Tras este suceso surgió una tensa pugna entre sus familiares en Estados Unidos y su padre en Cuba, Juan Miguel González, quien luchaba incansablemente por su regreso.
En Miami, la extrema derecha cubanoamericana utilizó a Elián como estandarte en su lucha frenética contra la Revolución y orquestó una campaña para impedir su regreso a Cuba, bajo el amparo de la Ley de Ajuste Cubano, a pesar de su condición de menor.
Ante la desesperación, Juan Miguel González acudió al Comandante Fidel Castro. Explicó su angustia y el insomnio que lo consumía. El Comandante escuchó su dolor y convirtió la causa de este padre en la causa de todo el pueblo cubano.
Durante meses, el mundo fue testigo de la unidad de Cuba, movilizada en una campaña masiva para exigir el retorno del niño.
Millones de cubanos se manifestaron en todo el país con un reclamo unánime: el regreso de Elián. Una consigna que unió a la nación en tribunas abiertas y marchas multitudinarias, durante 266 días, frente a la sede de la Oficina de Intereses de Washington en el Malecón habanero y en todo el territorio nacional.
La verdad se impuso y las maniobras legales para retener a Elián fracasaron. El Tribunal Supremo de Estados Unidos finalmente falló a favor de Juan Miguel.
El 28 de junio del 2000, la patria recibió a Elián con los brazos abiertos. La imagen de Juan Miguel, su hijo y su esposa, descendiendo de la escalerilla del avión en el Aeropuerto Internacional José Martí conmovió profundamente al pueblo cubano y se convirtió en un símbolo palpable de la unidad familiar y la soberanía nacional.

Actualmente, Elián es un joven ingeniero industrial que ha forjado su vida en Cuba, junto a su familia y su pueblo. Su historia sigue inspirando a generaciones de cubanos y constituye un recordatorio imperecedero de la importancia de la unidad y la firmeza.