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El memorando de guerra de Trump y las tuercas de Marco Rubio
Trump se deja arrastrar, una vez más, por los vividores de la guerra contra Cuba. Foto: Ricardo López Hevia.

El memorando de guerra de Trump y las tuercas de Marco Rubio

Francisco Arias Fernández / Granma

Jueves, 03 Julio 2025 09:36

La presión y el chantaje son los instrumentos predilectos de la Casa Blanca.

No por esperado, el Memorando de Seguridad Nacional firmado por Donald Trump el pasado lunes, como declaración de guerra económica extrema contra Cuba, deja de sorprender por la capacidad de manipulación y la falta de escrúpulos del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, quien acude a sus poderes e influencia para tratar de poner de rodillas al pueblo del archipiélago.

El coro genocida de los congresistas anticubanos está de plácemes, al ver los «progresos» de Rubio, tan cercano a sus pedidos de intervenciones militares y más medidas de asfixia contra el pueblo que dicen apoyar, pero al que tratan de lanzar a la guerra de unos contra otros, con incitaciones y convocatorias violentas o terroristas desde EE. UU., o mediante acciones provocadoras internas de su títere macabro, encubierto en la fachada de Encargado de sus negocios guerreristas, quien trata de subvertir y atraer a sus planes desestabilizadores a sectores cuidadosamente preseleccionados de la sociedad cubana.

Mientras tanto, nuestros acusadores dan la espalda a cientos de miles de migrantes o interesados en viajar, piden prohibir las remesas, los viajes, los negocios e intercambios, muestra de su calaña anexionista, del rencor y de la trampa como modo de actuar.

El Nuevo Herald y la agente de la mafia Nora Gámez –habitual en las «filtraciones», en la fabricación de noticias falsas, pretextos injerencistas o ataques desenfrenados contra los cuerpos armados o de la seguridad, empleada de la Usaid y de los servicios de inteligencia– han sido los encargados de enseñar las garras del engendro, de amenazar, de intimidar y de augurar nuevamente la hora final.

Entre el sensacionalismo y la crueldad, lo macabro y el desprecio, la «reportera» del Nuevo Herald califica el memorando como «un paso significativo para implementar la política de mano dura contra Cuba prometida por el secretario de Estado, Marco Rubio», y asegura que «Estados Unidos sancionará a las empresas extranjeras que negocien con empresas militares en Cuba como parte de una campaña de máxima presión sobre la isla comunista».

La extraterritorialidad, la presión y el chantaje, instrumentos predilectos del Jefe de la diplomacia estadounidense y de su dictador en la Casa Blanca, vuelven a ponerse de manifiesto en las sanciones, como armas que intentan espantar la inversión extranjera, intimidar a empresarios con negocios en Cuba, asestar un golpe demoledor al turismo con más persecución y obstáculos de todo tipo, y arreciar aún más el bloqueo con cuanta medida coercitiva se les ocurra.

Como si no fueran responsables de laslimitaciones para la transformación digital en Cuba, anuncian con cinismo sin igual que intensificarán la subversión con «los esfuerzos para ampliar el acceso a internet y el libre flujo de información a los cubanos».

Nuevas listas negras incluye el memorando trumpista para castigar a la economía y a los cubanos, con el pretexto ahora de impedir cualquier negocio de empresas extranjeras con sus similares de Cuba vinculadas al sector militar, así como establecer regulaciones que prohíban las transacciones financieras directas o indirectas con esas entidades o subentidades.

Para los viajes a la Isla habrá auditorías o controles periódicos, mientras el Departamento del Tesoro también ampliará la definición del término «funcionarios prohibidos del Gobierno de Cuba», para incluir a todos los empleados del Ministerio del Interior, de las Fuerzas Armadas y del Tribunal Supremo Popular, entre otros.

En los frágiles días de la amenaza nuclear, cuando la democracia estadounidense se tambalea con ínfulas imperiales desenfrenadas, con ataques a congresistas, con persecución de periodistas, fiscales, abogados, estudiantes universitarios o manifestantes pacíficos solidarios con Palestina, con migrantes encerrados a la fuerza en campos de concentración en bases militares, no es de extrañar que Trump se deje arrastrar, una vez más, por los vividores de la guerra contra Cuba.