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Che, en un pueblo que siempre fue suyo
Foto: Tomada de Granma

Che, en un pueblo que siempre fue suyo

Tomado de Granma

Miércoles, 07 Febrero 2024 15:43

Cuba asumió como hijo a una persona que, nacida en otras tierras, la sirvió en su largo batallar por conquistar la soberanía y la libertad plenas

Cuando el 8 de febrero de 1959, al Che se le informó acerca del acuerdo del Consejo de Ministros, de concederle la condición de ciudadano cubano por nacimiento, estimó inmerecido tan alto reconocimiento, pues según él, solo había luchado en Cuba como hubiera hecho en cualquier otra parte del mundo, por la libertad de un pueblo.

Ante tal postura, Luis Buch Rodríguez, entonces secretario del Consejo de Ministros, quien le dio la noticia, rebatió tal actitud con el argumento de que a un honor así no podía rehusarse, pues sería un desaire al pueblo de Cuba y al Gobierno Revolucionario.

Dicen que ese día el Che, emocionado, lo abrazó y juntos entraron al salón en el que todavía estaba el Consejo en pleno, de cuyos miembros recibió felicitaciones, algunos de los cuales le solicitaron que dijera unas palabras; sin embargo, él, en un alarde de modestia y sencillez, declinó la propuesta.

Por segunda vez, Cuba asumía como hijo a una persona que, nacida en otras tierras, la sirvió en su largo batallar por conquistar la soberanía y la libertad plenas. La primera correspondió al dominicano Máximo Gómez Báez, participante en las guerras por la independencia contra España.

Esta vez, la trascendental decisión estaba en correspondencia con algunos artículos incorporados a la Constitución de 1940, entre los que resaltaba el acápite 12, el que especificaba que: «Son cubanos por nacimiento […]  los extranjeros que hubiesen servido a la lucha contra la tiranía derrocada el día 31 de diciembre de 1958 en las filas del Ejército Rebelde durante dos años o más, y hubiesen ostentado el grado de Comandante durante un año por lo menos».

Para tal acuerdo, se había tenido en cuenta los extraordinarios méritos del combatiente, nacido en Rosario, Argentina, el 14 de junio de 1928; médico de profesión, quien se había enrolado como combatiente en la aventura del Granma y la lucha en la Sierra, y que por méritos propios fue el primero en ganarse los grados de Comandante.

El recién aprobado como ciudadano cubano también protagonizó la epopeya de la invasión al frente de la Columna No. 8 «Ciro Redondo», y contribuyó decisivamente a la huida del tirano, cuando, con poco más de 300 hombres, tomó la ciudad de Santa Clara.

Che, que no era muy dado a los halagos y reconocimientos, comprendió que nunca se permitiría un descortesía a ese pueblo que admiraba sus hazañas y lo quería como a un hijo, por eso aceptó con gusto el honor de la cubanía.

En lo adelante, y en los pocos años que estuvo en Cuba, haría valer su pasión y su compromiso por la obra revolucionaria iniciada el 1ro. de enero de 1959. Desde su puesto como ministro de Industrias, al frente de la Banca nacional o como conductor político e ideológico de los jóvenes y de todo el pueblo, laboró sin descanso por el bien de la nación, incluyendo la defensa de Cuba en foros internacionales.

En su carta de despedida, leída en octubre de 1965, el Comandante Ernesto Che Guevara confesaba a Fidel: «Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución Cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo, que ya es mío.

«Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, solo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos […]

«Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento, será para este pueblo…» .

Y fue este pueblo que lo idolatró, el que, cuando fueron hallados sus restos mortales, decidió que estos reposaran junto a los demás integrantes de su guerrilla en Santa Clara, donde –como dijera Fidel–, está librando y ganando más batallas que nunca.