La historia del Héroe de la República Orlando Cardoso Villavicencio es imposible de olvidar. Cumplía su segunda misión internacionalista en Etiopía cuando, el 22 de enero de 1978, con tan solo 20 años y siendo teniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, fue víctima de una emboscada de la cual resultó ser el único sobreviviente, tomado posteriormente en cautiverio.
Durante más de una década guardó prisión en Somalia, en una fría celda donde le fue negada hasta la luz del sol, pero la dignidad de este cubano no fue quebrada, ni su fe en que su patria no lo olvidaría.

Aunque estuvo durante varios años incomunicado, Cardoso Villavicencio sabía que el Comandante en Jefe Fidel Castro, a quien considera un padre, lucharía por sacarlo de aquella injusta penuria.
Luego de 10 años, 7 meses y un día en prisión, el 15 de septiembre de 1988, Orlando regresó a la patria con secuelas psicológicas por la traumática experiencia vivida en tierra somalí, pero con el afán de recuperarse para volver a su terruño natal: Camagüey.
Poco tiempo después de su llegada a Cuba cumplió uno de sus mayores sueños: ser padre. El camagüeyano relató la odisea vivida en su libro “Reto a la soledad”, en el cual plasma profundas ideas sobre la resistencia de espíritu.
Orlando Cardoso Villavicencio transformó la prisión en un espacio de autodescubrimiento. Enfrentó la soledad con valentía, desafió las adversidades y convirtió su encierro en una oportunidad para fortalecer su espíritu. Su legado de determinación para superar las dificultades sirve de inspiración y su historia constituye un ejemplo de resistencia y esperanza ante los retos del presente.