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Misión Barrio Adentro: semillas de esperanza
Fotos de la autora.

Misión Barrio Adentro: semillas de esperanza (+Audio)

Dalia Reyes Perera

Martes, 16 Abril 2024 15:26

Rosaida Hernández, líder política y comunitaria en la Parroquia 23 de enero, de Caracas, todavía recuerda con muchas emociones y agradecimiento infinito el nacimiento de la Misión Barrio Adentro en Venezuela, un símbolo de semillas de esperanza que se sembraron y germinaron  entre dos pueblos hermanos.


“Yo era sensible,  ahora soy supersensible, yo era humana, ahora soy súper humana”.

Con estas palabras cargadas de emoción concluye Rosaida Hernández Hugle sus declaraciones a la prensa cubana acreditada en Venezuela.  Con ella quisimos conversar, porque esta mujer es un símbolo de una guerrera que ha batallado toda la vida por la felicidad de su pueblo y por la hermandad entre dos naciones.

Por eso se involucró en el nacimiento de Barrio Adentro en el mes de abril del 2003.

Actualmente  es profesional  en el Consejo del municipio bolivariano Libertador de la capital venezolana. Hace veinte años, era miembro de la Junta Parroquial, cargo de elección popular, precisamente en la Parroquia 23 de enero, con una población vulnerable, pobre, con muchas necesidades sentidas, problemas económicos, sanitarios, de educación, de violencia, entre otras problemáticas.  Así lo constató un estudio realizado en aquel año a instancias del entonces Alcalde Freddy Bernal.  

“La parroquia tenía 38 sectores populares, 58 bloques grandes y 42 pequeños. Hoy ha aumentado la población porque con la Misión Vivienda se han construido edificios, de  22 parroquias del municipio nueve fueron seleccionadas, una de ellas fue la 23 de enero”, nos explica.

Más adelante rememora que para el 2003, Venezuela estaba “movida”, el reciente Golpe de Estado que se había intentado propinar a Chávez, “la población tenía necesidades y Fredy Bernal había hecho un estudio en Caracas sobre las necesidades de las personas, entre ellas la salud, no había acceso a hospitales, la atención primaria era escasa, y con sus relaciones con Fidel, se determina la inserción de médicos cubanos, así nace el Plan Barrio Adentro, nombre que nace entre Fredy Bernal y Fidel Castro”.

Entonces, con la sensibilidad y el apoyo de dos grandes, el Comandante en Jefe y Hugo Chávez, nace este Plan Barrio Adentro, luego convertido en Misión. Los primeros médicos cubanos que llegan a tierra hermana comenzaban a sembrar la semilla.

Rosaida recuerda nítidamente cómo se organizó el proyecto “y  se determinaron varias cosas, la organización social como primer elemento para acceder y también la seguridad de las personas, y en nuestra Parroquia se identificaron tres sectores populares, donde ya estaban insertados las Mesas técnicas de agua y los Comités de tierras urbanas, que fueron La Piedrita, Los Arbolitos y Santa Rosa y en la medida que llegaran más médicos se insertarían otras comunidades”.

Posteriormente, “el 14 de abril del 2003 llegan 53 médicos cubanos y como yo era miembro de la Junta Parroquial y del equipo político de Fredy Bernal, los recibí para insertarlos en las comunidades, nos tocaron tres médicos en nuestra parroquia, Haydée en Los Arbolitos, Agustina en Santa Rosa, y Liset en La Piedrita”.

Rosaida no olvida cada detalle, los nombres de los primeros médicos que llegaron, los que vinieron después, las condiciones difíciles en que  comenzaron a vivir en casas de venezolanos, y a prestar servicios, muchas veces en locales improvisados para ofrecer sus consultas. 

“A Haydée la insertamos en casa de una vecina, luego le hicimos un local con un espacio para las consultas, Agustina vivía en casa de la compañera Amalia y a Licet la llevamos a un local dividido donde en una parte vivía, y en la otra hacia consultas. Luego de esa inserción en el transcurso del año llegan más médicos, necesitábamos más casas, había más posibilidades de insertarnos en las comunidades, pero fue complejo, recuerdo que a un médico en la comunidad “Brisas de Primavera” le hicimos un espacio sin  piso, sin ventanas, solo un buró y cuatro cajas con una tabla y encima, una colchoneta con sabana limpia, allí atendía a las personas, y vivía en casa de Inés Álvarez, fundadora de los Comités de tierra e insertada hasta hoy en Barrio Adentro”, enfatiza.

Nada resultó fácil. Fue una lucha de ideas para hacer comprender a la gente el inmenso valor de esta colaboración en bien de su propia salud, puntualiza esta mujer guerrera.

“Es cierto que hubo mucha alegría para las poblaciones, pero también incertidumbre porque había oposición, la campaña de descrédito contra los médicos cubanos era brutal, decían que venían a vigilarnos, a provocar disturbios, que no eran médicos, el Colegio Médico hizo una campaña en contra de la idea de que vinieran sus colegas cubanos e incluso, dictó una Resolución que establecía que no podían usar sus sellos, lo cual hacia muy difícil el trabajo de los especialistas cubanos al no permitirle dar recetas para la compra de medicinas, ni hacer las indicaciones, se pusieron muchas trabas, incluso, muchas personas que no se iban a  consultar con esos médicos al  no reconocerlos como médicos y deslegitimarlos, la propaganda enemiga  generaba desconfianza”.

Pero poco a poco, renació la esperanza, se crearon Comités de Salud, asambleas comunitarias, el pueblo empezó a decidir, porque de acuerdo con Rosaida “había algo importante, el contacto cálido de ese médico cubano de Barrio Adentro con los vecinos, que eran atendidos en sus casas si tenían problemas de salud, de inmediato surgió el rapport entre el pueblo y la Misión, empezó a desmontarse la campaña de la oposición y las campañas políticas del Colegio Médico, y al mismo tiempo, ese profesional cubano hacía lo suyo, llevaba una atención de calidad al pueblo, y realizaba el trabajo de campo que antes no se hacía. Ese calor de los médicos cubanos permitió que el pueblo los empezara a querer, a cuidar, a proteger, en esta Parroquia no hubo inseguridad de esos médicos, en eso fuimos extremadamente cuidadosos”.

Paulatinamente la imagen empezó a cambiar.

“Hicimos muchas cosas, en ese momento no teníamos consultorios, teníamos una casa para recibir al médico pero no un espacio para el consultorio, y el primer consultorio se hizo improvisado en un pedacito de casa que nos prestó una vecina en Los Arbolitos, se remodeló el espacio donde Haydée hacia su vida y también pasaba la consulta, al mismo tiempo, en agosto del año 2003 Chávez y Fidel se reúnen, ya había más de mil médicos cubanos en Caracas, amplían la misión, la llaman Misión Barrio Adentro y la lanzan a nivel nacional, se había superado el tema del enfrentamiento a las campañas políticas, y nos tocaba una tarea gigante, insertarnos en las comunidades, no sólo en Caracas, sino a nivel nacional, Freddy Bernal creó los consultorios octogonales, se evaluaba el terreno, las condiciones de riesgo y la posibilidad de hacer los módulos octogonales, aquí en la Parroquia 23 de enero tenemos en estos momentos 39 módulos octogonales”. 

Los propios médicos cubanos comenzaron a identificar problemáticas en las comunidades,  nacieron otras misiones, la Robinson que derivó en la alfabetización de un alto por ciento de la población, también la Energética, se hicieron las casas de alimentación para las personas desnutridas, el paisaje del país cambió.

A la vuelta de más de dos décadas, Rosaida, esta líder comunitaria, quien también fuera Concejala y vocera del Comandante Chávez en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) , siente que cumplió con su pueblo. 

Bajo su iniciativa, junto a un fuerte equipo, en su propia comunidad surgieron los primeros laboratorios especializados Suma, consultorios, floreció el amor.

Por eso, con una visible emoción en su rostro nos confiesa “siento el orgullo no sólo de haber ayudado a la gesta de la Misión, sino que se fue paso a paso en su construcción, no fue algo instaurado, impuesto, sino construido, en nuestra Parroquia el primer laboratorio SUMA lo hicimos donde está hoy Hugo Chávez sembrado, nuestro primer consultorio de Cardiología está también  en el Cuartel de la Montaña, y fue el primero que surgió a nivel nacional de dos que se crearon en Caracas, después surgen los Centros de Alta tecnología (CAT), todo eso tiene un alto simbolismo para mí”.

Hoy asegura que Barrio Adentro fue la madre de todas las Misiones, las que vinieron después, las que vendrán.

“Lo que comenzó en una habitación y un pequeño espacio para un consultorio con un médico de Barrio Adentro con su disposición política, científica, humana, ha traspasado aquellas campañas de la oposición, venció las barreras mentales de la población, se derrumbaron mitos, la Misión Barrio Adentro es la madre de las misiones en Venezuela, de las 48 misiones que tiene Venezuela, Barrio Adentro es la madre, la fundamental. Pero mucho más. La Misión Barrio Adentro hizo que se creara la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), formamos médicos venezolanos y de América Latina, esa semilla de ese médico cubano que nos dejó Fredy Bernal y que la enarboló Fidel y Chávez, es una semilla de médicos, científicos que ha germinado, no solo para Venezuela, sino para el mundo”.

Rosaida reafirma que “antes Venezuela y los venezolanos no teníamos identificadas muchas necesidades que nos ayudaron a identificar  los cubanos, y que con la Misión ya hemos superado y seguiremos superando, nos faltaba salud, educación, alimentación, luego de más de veinte años hemos avanzado gracias a las Misiones hoy instauradas”.

Con muchos sentimientos encontrados nos dice que “no sólo recuerdo a los iniciadores Licet, Haydée y Agustina, sino a todos los que trajeron la esperanza en todo este tiempo, ellos han dejado humildad y humanidad en nuestra patria,  han sido desprendidos, han dejado a sus familias para venir a esta tierra a entregarlo todo, a darnos salud y oportunidades para hacernos mejores personas, recuerdo a Jochy y Estrella, que estuvieron en un sector vulnerable de la Parroquia, El Samán y el Cañón con nivel de delincuencia alto, y ellos con su entrega, su sensibilidad, tuvieron la oportunidad de mejorar ese sector en materia de seguridad, hasta los que no se portaban bien en la comunidad hicieron juegos de básquet, arreglaron un aro para practicar deportes, remodelaron un espacio como cancha, la comunidad fue más feliz y segura, el médico venezolano que se formó con los cubanos es diferente, es más sensible, esa entrega de los cubanos en nuestro país ha dejado semillas de esperanza, humildad, desprendimiento, unión, solidaridad y de patria”, concluye.