Si bien para él las controversias y los escándalos son tan normales como las tostadas en el desayuno, en esta ocasión la situación se le fue de las manos y ahora el gobernante enfrenta una denuncia de la oposición por presunta estafa. Pero, a todo esto, ¿qué hizo esta vez Milei?
El pasado viernes, 14 de febrero, el presidente en un arrebato de amor dejó un regalo para sus fans en su cuenta de X, se trataba de un post donde promocionaba abiertamente una nueva criptomoneda: $Libra, el futuro de la economía argentina.
En la publicación alentaba abiertamente a sus seguidores a invertir de forma segura, además de adjuntar el enlace al sitio web donde se podía adquirir el cryptocoint en cuestión: vivalalibertadproject.com
Este post permaneció visible por tan solo seis horas, tal vez parezcan pocas, pero fueron suficientes para que miles de personas metieran sus ahorros en esta, al parecer, segura inversión, pues venía, nada más y nada menos que, con la bendición del león de las finanzas y experto en criptoeconomía.
Los números fueron favorables, al menos al principio, el pequeño empujón del mandatario bastó para acrecentar de manera exponencial el valor estimado de la novedosa criptomoneda (más de 5 dólares en menos de una hora), lo que sí nadie esperó fue la venta de esta por parte de sus desarrolladores, KIP Protocol y Hayden Davis, curiosamente cercanos a la figura del presidente.
Luego de la venta repentina el valor cayó en picada, concretamente en un 89% llegando a valer menos de 0.5 USD. En tan solo un par de horas se perdió todo el dinero, se estima que invirtieron más de 40,000 personas y se desaparecieron cerca 4000 millones de dólares. Como quien te pide diez pesos y no te los devuelve.
Después de los lógicos reclamos de los inversores, quienes catalogaron los hechos como criptoestafa, el máximo líder argentino simplemente alega que, ¨Si vos vas al casino y perdés plata, ¿cuál es el reclamo, si vos sabías que tenía esas características? ¨ y señala que él solo ¨difundió¨ la criptomoneda, no la ¨promocionó¨, las diferencias sutiles entre estos términos al parecer solo las domina él y la Real Academia de la Lengua Española.
Además, se escuda en que lo hizo desde su cuenta personal, no como presidente de Argentina, dando a entender que para este curioso personaje su cargo es un manto que se puede poner y quitar a conveniencia, como quien de abrigo se cambia a disposición del clima.
En entrevistas concedidas a medios nacionales argentinos, Milei se presenta como un inocente, asegura que no dominaba del todo las características del token pero que vio en ella posibilidades y que por eso decidió compartirla, no esperando la masividad con que las personas la compraron.
Lo cierto es que este argumento suyo se desmorona por donde quiera que se mire, pues el nombre del sitio desde donde era posible la compra es parte del eslogan de campaña del presidente: ¨¡Viva la libertad, carajo!¨, y quienes crearon el token y luego la vendieron y se esfumaron son viejos conocidos suyos, sus asesores económicos. Entonces cabe preguntarse ¿qué es lo que no sabía Milei?
En estos momentos el ambiente de crispación en la nación sureña está más ardiente que nunca y la situación podría derivar según expertos en un descrédito político y económico de la administración actual de la Casa Rosada, no es para menos.
Además, Milei se enfrenta ahora a la implementación de denuncias por parte de la oposición con base en la Ley de Ética Pública Argentina, Artículo 2, que habla sobre las responsabilidades de los funcionarios del Estado.
El libertario está con el agua hasta el cuello, aunque es asombroso ver cómo, a pesar de todo, define su tránsito por el gobierno como un éxito total. La realidad es todo lo contrario y su gestión ha sido tropiezo tras tropiezo y sinceramente parece más enfocado en atacar todo lo que le huela a comunismo y a izquierda en el continente que a resolver los verdaderos problemas que su país enfrenta.