París.- NADIE como él habría querido que el resultado fuera otro, porque para eso trabajó muy duro, entregado a fondo, comprometido con Cuba.
Nadie como él, que deseaba compartir la alegría de la tercera corona olímpica con sus millones de seguidores, y llevarla como regalo especial a su mamá, que ha sido el motor impulsor de su carrera.
En eso pensaba cuando portó la enseña nacional como sustituto de su amigo Mijaín López en la ceremonia inaugural, y cuando subió hoy al encerado para debutar en el torneo boxístico de París 2024.
Por eso quiso que la tierra se abriera a sus pies cuando el también cubano Loremberto Alfonso, quien pelea por Azerbaiyán, se llevó el veredicto de los jueces (3-2) y él dijo adiós a la competencia.
Por eso se disculpó con un gesto noble ante los periodistas, cuando no se detuvo ante ellos para ofrecer declaraciones, y entró como un bólido al camerino, mientras intentaba asimilar lo acontecido.
Es la vergüenza de los grandes, quienes nunca se escudan en lo ya aportado, aunque en su colección también resalten cinco coronas mundiales y cuatro panamericanas, para solo citar algunas.
Julio César La Cruz no volverá a casa con el cetro de los 92 kilogramos que tantas veces imaginamos suyo, pero ningún revés empañará el alcance de su leyenda, sustentada desde el amor por Cuba.
Ahora no importa si faltó algo por hacer entre las cuerdas, o si la apreciación de los oficiales no reflejó en su totalidad lo sucedido.
Nos quedamos con su imagen de ganador de mil batallas, esculpida a fuerza de consagración y pasión por el deporte que abrazó desde niño.
Claro que hubiéramos querido aplaudir otra hazaña suya, pero más allá de cuestionamientos, es hora de reverenciar su obra, como hizo –en un gesto digno– el propio Loremberto, quien lo llamó «mi ídolo» y recordó que llegó a Azerbaiyán ya formado por la escuela cubana.
Lindo gesto de quien escogió enrumbar su carrera en otro país sin denigrar al suyo, desde donde ahora “llueven” los mensajes de aliento para La Cruz, ese astro con sonrisa de niño que también ahora recibe el cariño de los suyos.
Y a la vanguardia, el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez desde su cuenta en X: «¡Arriba, campeón! En el deporte como en la vida se gana y se pierde. Mucha gloria has regalado a #Cuba: 2 títulos olímpicos y 5 mundiales. A reponerse pronto y a continuar apoyando a tus compañeros de equipo y al resto de la delegación. ¡Un abrazo, capitán!».