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Fotos: Tomadas de Granma.

Es el Clásico, no os asombréis de nada

Tomado de Granma

Lunes, 01 Julio 2024 10:09

Porque es un clásico de la pelota cubana, porque Santiago de Cuba e Industriales son los equipos que más play off han jugado de los ocho enrolados en esta postemporada, porque son las plantillas que han sostenido la mayor rivalidad en la historia de las campañas nacionales, hemos tenido tres muy emotivos juegos de beisbol.

No son ya ni aquella aplanadora indómita ni los azules imbatibles de grandes prestaciones sobre la grama, pero estos muchachos han sabido cargar con la responsabilidad de llenar las franelas más icónicas de las series nacionales.

Porque es un clásico, parafraseamos al poeta, para junto a él exclamar ¡no os asombréis de nada! Las tensiones suben, los jugadores se equivocan, los directivos también, y las pasiones engrandecen a este deporte que nos enloquece de tanto quererlo.

En los clásicos hay que tener mucha sangre fría, como la que muestra el mentor Eddy Cajigal, quien, a nuestro modo de ver, tiene hoy el play off 3-0, gracias a un certero manejo del pitcheo. La estrategia incluyó a uno de sus hombres grandes, Alberto Bisset, pese a tener una de sus peores campañas, con una victoria y siete derrotas. Venció en el segundo, y fue decisivo ayer, en la tercera victoria, con cinco y dos tercios de labor, en la que permitió dos carreras; siete jits, pero siempre sacó el out bueno. Lo mejor de su faena: no otorgó boletos.

Un clásico tiene de todo, porque la pelota no se parece a nada, solo a la vida, como dice Buena Fe. Fíjense si es así, que una de las más eximias actuaciones de un pitcher en la presente contienda, la del azul Maikel Taylor, estuvo a punto de depararle el revés. Le anotaron cuatro, una sola limpia, le pegaron cuatro jits, dos en la segunda entrada y otro par en la tercera, retiró a 23 de manera consecutiva, y no fueron 24, pues le ordenaron un boleto intencional, y acto seguido despachó al siguiente bateador. Saque su cuenta, son ocho entradas, casi un juego perfecto, con seis ponches.

Un clásico genera polémica, y a la salida del estadio la gente se quería comer al mentor de los Leones, Guillermo Carmona, por indicarle a Oscar Valdés tocar la bola en el onceno, con hombres en primera y segunda, sin outs. Un inning antes no se lo ordenó a Yasiel Santoya, quien bateó para doble play, frustrando el posible triunfo.

Un axioma ancestral en la pelota reza que el juego lo ganan los peloteros y lo pierden los directores. Nunca he visto al mentor azul «de marcha atrás», siempre ha asumido con valentía su responsabilidad. En mi opinión, la primera de esas decisiones fue correcta, si tocaba regalaba un out y perdía a Yasmani Tomás, porque se lo pasarían; en la segunda no coincidimos, Valdés se ha hecho, con sus batazos, uno de los principales empujadores, a la hora buena por demás, a lo que agregaría el precepto de que el home club no juega para empatar.

Pero interpretaciones a un lado, esa solo es la última imagen de la película. Con ella nadie se acuerda de que Bisset, con muy poco en la bola y siempre en zona, impidió que la ofensiva respaldara a Taylor, o que un error provocó tres, sin las cuales los de casa hubieran salido vencedores. Tampoco que, de los diez errores de los capitalinos en estos juegos, cuatro son de los lanzadores. La pelota tiene muchos detalles, y todos cuentan.

Ya Industriales, con 2-0 en contra –igual que Granma ante Matanzas, y Ciego de Ávila frente a Las Tunas–, la tenía fea, pues de esa situación que, según el mago de los números, Benigno Daquinta, se ha dado 94 veces en Cuba, en solo diez ha salido a flote el que va detrás. Pero los Leones están agonizando, porque un 3-0 no lo ha levantado ningún equipo.

No fue solo en el Latino donde hubo una disertación de pitcheo. Pinar del Río recibió, en pleno play off, su primera lechada de la 63 Serie Nacional, a manos de los espirituanos José Santos, Fernando Betanzos y Yanielquis Duardo, para igualar el cotejo a uno. Por cierto, al derrotado, Vlaldimir Baños, le pasó algo parecido a Taylor: perdió, tras ruta completa de dos ponches, sin bases, y seis jits, cinco de los cuales fueron en las dos primeras entradas.

Son los play off, que hacen correr la sangre, como una recta de más de cien millas por hora.