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Foto: Tomada de Granma.

Auscultar los mañanas del deporte

Tomado de Granma

Sábado, 28 Diciembre 2024 11:19

¿Cómo definir el deporte cubano en 2024? Sencillamente como el año de Mijaín López y Omara Durand. Sus hazañas rebasaron las fronteras nacionales, para convertirse en referentes mundiales. La quinta medalla de oro consecutiva del gladiador, en una sola prueba; y la oncena de la gacela, en los escenarios olímpicos y paralímpicos, encumbraron a la nación en el firmamento deportivo mundial.

Cuando ellos recibían, el pasado día 17, la condición de Héroe y Heroína del Trabajo, la Revolución estaba tocando, con esas medallas, el pecho de cada cubano, porque ellos se hicieron país.

Claro que no fueron los únicos de este pequeño pedazo caribeño, que desafía los imposibles para emular con los poderosos y vencerlos. En el año que despedimos brillaron Erislandy Álvarez, Robiel Yanquiel Sol, Guillermo Varona y Yunier Fernández; el equipo de Beisbol5, campeón del mundo, por segunda ocasión consecutiva, el cual, además, en 2024 mantuvo su invicto de más de seis años en lides internacionales.

Se subieron al podio del esfuerzo la celebración exitosa de los 60 Juegos Escolares, vientre fértil de una potencia deportiva; el calendario completo de la 63 Serie Nacional de Beisbol, que es pasión en la Isla, aunque no pase por sus mejores momentos; los aportes a la recreación en los meses de verano, para el disfrute de la población. Son colosales esfuerzos, en medio de las difíciles condiciones por las que pasa la Mayor de las Antillas, provocadas por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, por las más de 240 medidas coercitivas y por la inclusión en la embustera lista de patrocinadores del terrorismo.

Pero también hubo insatisfacciones, porque aun así las cuentas olímpicas daban para más; porque el beisbol volvió a quedarse con deudas; porque el judo necesita reencontrarse, igual que el atletismo, al tiempo que el boxeo demanda el rigor que siempre ha puesto sobre el cuadrilátero, en pos de no ceder más espacios.

Al deporte hay que verlo como un país en Revolución, que requiere de creatividad, de hacer realidad –en el barrio y en los más exigentes escenarios– su potencial de ciencia e innovación. Como nación en Revolución, el reto futuro será aún más grande, por lo que, en palabras del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, debemos advertir que «nos hemos dormido sobre los laureles. Seamos honestos y reconozcámoslo todos. No importa lo que digan nuestros enemigos. Seamos serios. Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en los análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos».

Ese es el sendero que nos conservará el prestigio que a lo largo de tantos años se ha ganado Cuba, por la altruista entrega de sus deportistas y entrenadores.

 

CON LA VISTA EN EL MAÑANA

Tal vez la mejor expresión de que no hay descanso y de que hay conciencia de lo imperioso por hacer, es la despedida de 2024, con la presentación del anteproyecto de ley del Sistema Deportivo Cubano (SDC).

La futura norma, que el pasado día 12 arrancó en su fase de consulta especializada, implementa la Política de Perfeccionamiento del SDC aprobada por el Consejo de Ministros, en noviembre de 2022, y los Lineamientos 100 y 101 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, para el periodo 2021-2026.

Entre otros aportes, institucionalizaría definitivamente al SDC, ofreciéndole todas las herramientas estructurales que le permitan elevar la satisfacción de sus objetivos, actividades y servicios. Rompe con la manera de concebirlo verticalmente, y se propone horizontalizarlo, de modo que en todos sus niveles organizativos (nacional, provincial y municipal), a las autoridades administrativas se le reconozcan facultades en la toma de decisiones, que tributen al desarrollo del SDC en sus demarcaciones.

Al decir de Karel Pachot, director jurídico del Inder, «se reconoce el rol que deben tener los actores sociales y económicos en la promoción y desarrollo del SDC. El texto pretende concretar sus mejores experiencias y prácticas con las del escenario foráneo, siempre que se integren y contribuyan al desarrollo del sistema y de nuestra sociedad. El reconocimiento expreso de los derechos, deberes y garantías de todos los participantes del SDC es también un logro mayor, y se concibe, por primera ocasión, un Plan Director Nacional de Instalaciones y Áreas Deportivas como instrumento básico y esencial en la ordenación de estas, con el propósito de garantizar su construcción, conservación, reparación y mantenimiento».

El cuerpo legal al que se aspira garantiza el derecho a la práctica deportiva sin ningún tipo de discriminación; en sintonía con lo dispuesto en la vigente Ley de Comunicación Social y su normativa de desarrollo, se concibe que el SDC reconozca y garantice el ejercicio de la publicidad y el patrocinio en las actividades y eventos deportivos, así como en sus participantes, siempre soportándose económicamente en fuentes lícitas y transparentes de financiamiento reconocidas en el país; y precisa que todos los componentes institucionales y sujetos que se reconocen en el Anteproyecto de Ley forman parte del SDC, incluso aquellas personas naturales y jurídicas que no necesariamente residan en el país, entre ellas las organizaciones deportivas internacionales, a las que se les da un rol, como participantes y colaboradoras del sistema.

Ya el Antepoyecto es un jit, ahora hay que impulsar la carrera, en un proceso que comienza ahora, y que va a requerir del mismo rigor con el que un pitcher busca la zona de strike. Vendrá, además, el desafío de hacerla cumplir, pues ya sabemos que no basta con la ley, es deber supremo respetarla. Para 2025, ese será un compromiso que delineará el futuro del movimiento deportivo cubano.

Para ese propósito, hay que tomar el concepto fidelista de que el deporte es un derecho del pueblo. Sin embargo, lo conceptual ha de tener una expresión práctica, y la única manera de mostrarla es bajo un ambiente participativo. Si el niño, el adolescente o el joven no participan, se quedan sin ese derecho, y en la competencia, sin medallas.