CMHW
«Vivo en la literatura, que es mi manera de ser»
Edelmis Anoceto junto a Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas, en la entrega del Premio. Foto: Dunia Álvarez Palacios.

«Vivo en la literatura, que es mi manera de ser»

Freddy Pérez Cabrera / Granma

Viernes, 23 May 2025 14:46

Granma conversa con el ganador del Premio Casa de Las Américas 2025, en la categoría de Cuento.

Edelmis Anoceto Vega, como Paul Auster, no tiene más remedio, no puede hacer otra cosa que escribir. Tal vez por eso, el recién galardonado con el Premio Casa de Las Américas 2025, en el género de Cuento, con el libro La mujer que odiaba a los gatos, no duda en afirmar, como Martí, que «la literatura es necedad si no es belleza», y que la poesía es un símbolo de esperanza. 

Gracias a esa luz que lo ilumina, y al talento que ha traspasado los umbrales de la urbe que lo cobija, Edelmis ha conseguido relevantes premios literarios como el Fundación de la Ciudad de Santa Clara, el Manuel Navarro Luna, y el Dador.

–En La mujer… describe distintos aspectos de la existencia humana, como el amor, la muerte, y los misterios de la vida. ¿Cómo logra hilvanarlos?

–Las 11 piezas son muy disímiles entre sí. Como en mi anterior libro de cuentos, Sala de lecturas, rechazo toda idea de esa coherencia y unidad que con frecuencia se exigen en la creación literaria. Si algo define La mujer… es el contraste entre las propuestas narrativas.

«Un rasgo común detectable es la intención de no reflejar la realidad cubana; en ese sentido desarrollo conflictos humanos puros, los cuales pueden tener lugar en cualquier contexto».

–Ha dicho que gracias a la literatura hoy se considera un mejor ser humano. ¿Por qué?

–He dicho y he escrito en más de una ocasión que considero la literatura como lo mejor que la humanidad ha legado a sí misma. Para mí, ningún monumento o patrimonio se iguala al que tiene como pilares las grandes obras literarias, Homero, Dante, Shakespeare, y todo lo que vino después, hasta nuestros días.

«Quizá hoy más que nunca la literatura sea una necesidad. Creo que ese legado invaluable puede influir de manera muy positiva en la calidad de los seres humanos».

«No digo de manera categórica que únicamente la literatura pueda hacerlos mejores, pero al menos en mí eso ha sido posible».

–El tema de la mujer es un asunto muy frecuente en su obra. ¿Qué hay de común entre La muerte de María y La mujer que odiaba a los gatos?

–En mi narrativa hay muchos personajes femeninos, entre ellos la María de la novela que mencionas, quien aparece también en un cuento de Sala de lecturas, como una escritora de novelas. El personaje femenino de La mujer… es alguien muy diferente, no solo por el contexto en el que se desenvuelve; se trata de una figura que en el cuento tiene la función de, con una acción tan despiadada como ligera, echar por tierra todo lo positivo que encarna el personaje principal.

–Desde una provincia y una ciudad como Santa Clara, acaba de ganar el Premio Casa. ¿Cree que este resultado, muy loable, por cierto, rompe con la teoría del fatalismo geográfico?

–El fatalismo geográfico existe, ha existido y existirá. Lo que no comparto es que esas condiciones sean determinantes. Puede esgrimirse como un obstáculo cuando se trata de la vida literaria, pero no creo que incida de manera significativa en la creación; y, desde mi punto de vista, esto es lo primario.

«Estoy seguro de que la persona y el escritor que soy, incluso mis logros, se deben en gran medida a mi «fatalidad» santaclareña».

–¿Por qué dijo una vez que para el verdadero escritor la literatura no es un oficio ni una profesión, y que la consideraba su manera de ser, no de vivir?

–A un verdadero escritor lo único que lo mueve es la escritura. Para muchos la literatura puede ser un hobby, una eventual distracción, una asignatura, un trabajo a tiempo parcial o completo, un lujo o una necedad; para mí es una fuerza vital, una actividad edificante.

«Como ya dije, la literatura es mi manera de ser. Soy en gran medida eso que hago con la literatura, pero también lo que la literatura ha hecho conmigo y de mí».

–Sommerset Maugham decía que la novela es la reina de la literatura y la poesía la princesa…

–He leído mucho a ese gran escritor inglés. Tiene razón en lo que dice, y me gusta la frase. La novela es el género mayor, por eso lo de «reina». La novela es en potencia la vida, es una metáfora de esta.

«La poesía es la princesa porque siempre hay algo “adolescente” en su lenguaje, la poesía juega con las palabras, tiene la irreverencia de la juventud, es siempre subversiva, subvierte el propio lenguaje, canta una melodía siempre nueva, es más libre que el resto de los géneros literarios».

«La historia de una novela puede contarse de muchas formas sin que pierda su sentido, el poema no puede decirse con otras palabras, porque el poema es «esas» palabras y no otras. De ahí la mayor diferencia entre ambos géneros».

–En medio de la actual situación que vive Cuba, ¿cree que se necesite más poesía?

–Si algo necesitan, además de la cubana, todas las sociedades actuales, es poesía. Poesía no digo solo como un género literario –que lo es– sino, además, como esa esencia que está en el fondo de todo lo que el hombre tiene como bello: la poesía por su carácter desinteresado, la poesía por no tener valor de cambio, la poesía porque no se deja someter a esa voluntad humana de posesión.

«¿Qué mejor que la poesía en momentos en que todo en el mundo parece regirse por una pugna de intereses? Sinceramente creo que el mejor lujo que podemos darnos, hoy por hoy, es el de la poesía».