Rifkin’s Festival
“Rifkin’s Festival” narra la historia de un matrimonio estadounidense que acude al Festival de San Sebastián. La pareja queda prendada de la ciudad, así como de la belleza y encanto de España y la fantasía del mundo del cine. Ella tiene un affaire con un aclamado director de cine francés y él se enamora de una bella doctora española residente en la ciudad.
Curiosamente se trata una película que habla sobre el mismo Festival que la acoge, una cinta donde Allen habla de sí mismo y del cine que ama. Ciertamente no está a la altura de otros grandes títulos de su carrera, es más noble, menos cáustica, pero siempre tiene ese sello distintivo que hace que la pasemos bien.
“Rifkin’s Festival” tiene algo de “Midnight in Paris”, en el homenaje, la añoranza y en esa necesidad imperiosa del cineasta de volver a los clásicos. Algunos diálogos, como ya es usual, son divertidísimos, sobre todo en aquellos en los que critica al cine actual.
Repite Vittorio Storaro en esa fotografía paisajística donde contemplamos la belleza de la ciudad, sus parques, imágenes nostálgicas acompañadas de la música Stephane Wrembel.
Me parece hermoso y muy cinéfilo que el director agradezca su arte al de aquellos que hicieron esas películas que nos marcaron: Fellini, Truffaut, Buñuel o Bergman.
El reparto es muy ecléctico Wallace Shawn, está encantador, encarna muy bien el alter ego de Allen. Por su parte, la bella Gina Gershon, fascina a nivel físico y tenemos a la grandiosa Elena Anaya, en un personaje para su lucimiento. Me encantó Louis Garrel, así son las jóvenes generaciones de realizadores.
Habrá quien no soporte el cine de Woody Allen, quien diga que está aletargado en el tiempo, que ya no le queda nada por rodar, sigo pensando que es uno de los mejores directores que nos quedan aún. “Rifkin’s Festival” no será una obra maestra, pero es él y esa pasión por el cine más artístico.
A rainy day in New York
En la actualidad encontrar una comedia romántica clásica y típica es casi imposible; todas las que se estrenan adolecen de frescura, de verdad, incluso de ser entretenidas.
Por suerte queda el gran Woody Allen que sigue salvando al cine pese a sus conflictos con Amazon.
En “A Rainy Day in New York”, Gatsby Welles y Ashleigh son una joven pareja de universitarios que se dispone a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Ella va a entrevistar al reconocido cineasta Roland Pollard, que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su azarosa aventura conocerá al cautivador actor Francisco Vega. Por su parte, Gatsby también conocerá a una joven, Chan, que le ayudará a poner en orden sus sentimientos. El lluvioso fin de semana estará plagado de encuentros, desencuentros y equívocos.
Poder ver la película fue casi un milagro pues no fue estrenada en cines por la polémica con la plataforma y es una lástima porque el director sigue estando en forma. La película no tiene nada que ver con la pesimista “Wonder Well”, sino que se acerca a “Café Society” y refleja el arte como en “Midnight in Paris”. Allen es de los pocos directores que en cada obra rebosa vitalidad a pesar de su edad y que se atreve a tratar con jóvenes en sus películas.
Conocido por una filmografía vinculada a ciudades famosas, “A Rainy Day in New York” es una mirada al amor, el equivocado, el inesperado, en una cinta plagada de enredos y situaciones desternillantes. Esta trama solo podía ser contada por el cineasta, ya que es atemporal en sus excesivos diálogos, vestuario y escenografía.
Allen sigue acompañado de esa música característica de todo su cine, de ese humor ácido que es su sello y del indispensable Vittorio Storaro en la fotografía que le da ese aire clásico en pantalla.
Siempre he creído que el realizador es uno de los mejores directores de actores que existe en la industria, jamás he visto una de sus películas que esté mal interpretada. Esta vez ha elegido a Timothée Chalamet como su alter ego, el chico lo ha calcado, sus manías, sus tics, la forma de caminar, impresionante la caracterización física, sentía que estaba viendo a Allen en “Manhattan” o “Annie Hall” Elle Fanning continúa con su buena racha y para no quedarse atrás toma detalles de Diane Keaton y forma una pareja adorable junto a Chalamet. Selena Gómez, Jude Law, Diego Luna y Liev Schreiber no deslucen y cada uno a su manera es capaz de salir airoso.
La vida, el amor, el destino y las relaciones para Woody Allen tienen tantos colores como la vida misma, los últimos minutos de “A Rainy Day in New York” son sencillamente un guiño a la obra de un gran director cuya carrera no será malograda por ninguna acusación.
Wonder wheel
Woody Allen ha sido uno de los nombres vinculados a los casos de abuso sexual que tanto suenan en Hollywood. Sean falsos o no estos rumores, Woody Allen es uno de los mejores directores de cine a nivel mundial y “Wonder Wheel” nos llegó como la crónica más amarga de su filmografía.
En la Coney Island de la década de 1950 el joven Mickey Rubin, un apuesto salvavidas del parque de atracciones que quiere ser escritor, cuenta la historia de Humpty, operador del carrusel del parque, y de su esposa Ginny, una actriz con un carácter sumamente volátil que trabaja como camarera. Ginny y Humpty pasan por una crisis, porque además, él tiene un problema con el alcohol, y por si fuera poco la vida de todos se complica cuando aparece Carolina, la hija de Humpty, que está huyendo de un grupo de mafiosos.
Podría decirse que el cineasta vuelve a reafirmarse como un narrador que vive sumergido en épocas pasadas, la historia me recordó a “Cafe society” y a “Magia a la luz de la luna”.
La diferencia con “Wonder Wheel” radica en su teatralidad, en lo colorido de la puesta en escena algo que es opuesto a la visión pesimista y conforme del guion. Quizás estamos ante el Allen más melancólico que reflexiona sobre el amor, pero justificando cualquier acción por inhumana que sea, si de retenerlo se trata. La fotografía de Vittorio Storaro y la banda sonora son de una delicadeza exquisitas.
Respecto a los actores es curioso cómo el director no le da el mismo tratamiento a las figuras masculinas que a las femeninas. Sus personajes no son ni buenos ni malos, tienen doble cara y actúan en coherencia a sus intereses, juzgarlos no es tan importante como comprenderlos. Ginny interpretada por una irreconocible Kate Winslet pareciera la hermana gemela de Cate Blanchett en “Blue Jasmine”, bipolares, lunáticas, aunque Ginny lleva su tragedia a un plano más elevado. Winslet está como nunca, creo que asume el reto más difícil de su carrera y es de aplaudir, de premiar. Justin Timberlake y Juno Temple, modestos, sin pretensiones por otro lado James Belushi esta sensacional.
“Wonder Wheel” es otra etapa en la carrera de un director sólido como lo es Woody Allen, un relato triste sobre la crueldad de la vida y sus miserias.
Café Society
Pocos directores logran que el espectador se adentre totalmente en sus historias, que se sienta un personaje más en la película. Siempre que veo cualquier trabajo de Woody Allen experimento esa magia, me traspolo a ese mundo tan particular del realizador.
Café Society es sin lugar a dudas una de sus películas más nostálgicas y personales. Situada en los Ángeles, cuando el cine estaba en su apogeo en los años 30, el inocente Bobby Dorfman, sobrino de un importante productor de Hollywood se enamora de la joven secretaria de su tío.
Presentada en Cannes, aunque fuera de concurso, la cinta dividió a los críticos y algunos comentarios tacharon a Allen de trillado y cansado. Personalmente me opongo a estos comentarios. Café Society no se sustenta sobre un potente guion, es cierto, pero resulta que el éxito del director a mi modo de ver no está en lo que cuenta, sino en cómo lo hace y en la magistral dirección de actores.
Estamos ante un trabajo elegante, fortalecido por la visualidad clásica y una excelente banda sonora. Encuentro mucha similitud con su mítica “La rosa púrpura del Cairo” y es que “Café Society” respira frescura, a la vez que se refiere al amor más irracional y triste.
Jesse Eisenberg ha dejado atrás todo lo soso e inexpresivo de sus antiguos papeles y acierta en la piel de Bobby, no se puede negar su crecimiento como actor, ni la química con la protagonista con la cual ya había trabajado anteriormente. No pensé nunca escribir nada positivo sobre Kristen Stewart, pero ha me impresionado su interpretación, digamos que el señor Woody Allen logró lo que nadie antes, que ella realmente actuara, el resultado es notable.
Ciertamente ya no se hacen películas así, como dijera el diario El País. “Café Society” es una película maravillosa, reflejo de las relaciones humanas y que se reduce a una frase del propio Bobby «la vida es una comedia escrita por un autor sádico».
Irrational man
Siempre es agradable reencontrarse con la filmografía de Woody Allen, sobre todo porque demuestra que siempre de una forma u otra está activo. Lleva su firma “Irrational Man”, un drama muy a su estilo que, si bien no figura como otra de sus grandiosas películas, al menos lo reafirma como un interesante creador.
La trama se refiere a un profesor de filosofía que atraviesa una crisis emocional. Su nuevo trabajo en la universidad lo lleva a relacionarse con dos mujeres: una solitaria que no es feliz con su matrimonio y su mejor estudiante por la cual llega a sentir algo más.
“Irrational Man” respira Allen por todos lados, parlamentos muy filosóficos, banda sonora al servicio de las imágenes y sugerentes diálogos demuestran la imaginación inagotable del director. El humor no se desborda, más bien tiene saber amargo y tintes de comedia negra, como en sus otras películas.
Dividido en dos partes, el filme es una reflexión sobre la soledad, tema recurrente en Woody Allen, asociado al amor y la locura, reflejado en la piel de este profesor que a medida que avanza la película va reencontrándose a sí mismo.
Sobre los actores, destaca Joaquín Phoenix, espontáneo y grácil, llevándole la delantera a la siempre insípida Emma Stone, su personaje es interpretado igual al de “Magia a la luz de la luna”. El final es totalmente inesperado, descabellado y gracioso.
En cierto modo, “Irrational Man” no podía ser de otra forma, conocemos la mente de Allen, no hay duda de su maestría.
Coup de chance
En 2023, “Coup de chance” nos trajo al director en una forma extraordinaria. Fanny y Jean parecen el matrimonio ideal: ambos son profesionales consumados, viven en un precioso apartamento en un exclusivo barrio de París y parecen tan enamorados como cuando se conocieron. Pero cuando Fanny se cruza accidentalmente con Alain, un antiguo compañero de instituto, cae rendida a sus pies. Pronto vuelven a verse y se acercan cada vez más...
El sello del director está presente en todos sus trabajos y en los últimos tiempos sus historias parecían falta de creatividad, como que ya estaba encasillado. “Coup de Chance” tiene de base los temas habituales del realizador, temas universales, amor, infidelidad, destino y casualidad.
El guion se mueve entre la comedia y el policial, hay un giro bastante curioso. No es una cinta que me sepa rancia, no es una trama donde Allen machaca lo artístico, filosófico, ni se hace un altar a sí mismo, al contrario deja volar a sus personajes, intenta sorprender. A cargo de la partitura musical Nat Adderley y en la fotografía, su colaborador de siempre, Vittorio Storaro, hace maravillas detrás del lente.
Como el director es un apestado y los actores de Hollywod se niegan a trabajar con él, toca contratar actores de otras regiones. Los franceses Lou de Laâge y Niels Schneider se dejan llevar por este amor pasional, inesperado con unas actuaciones solventes. Melvil Poupaud está increíble.
El discurso de Allen está más vivo que nunca, un artista que a sus 90 escriba una historia de amor, celos y fatalidades como “Coup de Chance” es de aplaudir.