Expats
Si en 2019 “The Farewell” me pareció una película sobrevalorada, debo decir que he caído rendida ante Lulu Wang y a su serie “Expats” estrenada en Amazon.
Ambientada en la vibrante y tumultuosa Hong Kong de 2014, “Expats” se centra en tres mujeres estadounidenses —Margaret, Hilary y Mercy– cuyas vidas se cruzan tras una repentina tragedia familiar.
La serie cuestiona los privilegios y explora lo que ocurre cuando se difumina la línea entre victimismo y culpabilidad. Sobresale, primero porque no encaja en lo que usualmente se estrena en TV, no es comercial, no busca entretener, al contrario, es inteligente.
Durante 52 minutos, Wang relata el calvario de tres personajes unidos por un suceso trágico. La historia, la trama central, es justamente eso, una tragedia. Una vez más la maternidad, la pérdida, el duelo y los traumas, nuevamente la directora se centra en la ruptura familiar pero va más allá.
“Expats” no está contada desde tres líneas argumentales, simplemente construye un triángulo donde las tres mujeres protagonistas convergen y tratan de sanar.
Rodada en Hong Kong, incluso con el propio idioma de la región, Amazon se arriesga con un material que no es apto para todos los espectadores. Si es complejo y a veces imposible sobrevivir a una situación como la de Margaret, es aún más asfixiante si eres consciente de estar en la piel de Mercy, de asumir tus consecuencias a largo plazo.
Nicole Kidman está en una edad que ya siempre será la madre en “Big little lies”, en “Lion”, en “The Undoing”, sin embargo todas sus miradas son distintas. Su Margaret no tiene nada que ver con trabajos anteriores, su interpretación es brillante.
Sarayu Blue, siempre de secundaria en series y películas pueriles, aquí está bastante convincente. A Ji-young Yoo nunca la había visto y vaya sorpresa que me he llevado: qué nivel de dramatismo. Lulu Wang impacta y te destruye con
“Expats”, no es que sea nada nuevo, es simplemente lo sutil y lo emocional que logra el viaje.
Dogman
Me alegra que Luc Besson continúe dirigiendo películas, pese a toda la ola de acusaciones, a la espalda que le ha dado la industria.
El cineasta regresa en forma y de qué manera con “Dogman”. Un chico, magullado por la vida, encuentra su salvación a través del amor de sus perros. Se nota la evolución del responsable de “El 5 elemento”, su cine sigue siendo tan comercial como siempre, pero muy diferente al hollywoodense.
La trama de “Dogman” es loca, desaforada, inclusiva y sobre todo inesperada. No va de venganza como “León” o “Anna”, no es de ciencia ficción como de “Valerian y la ciudad de los mil planetas”, nos cuenta un drama con un estudio de personajes muy interesante.
El dolor transforma y esa es la máxima del filme, la soledad cambia la manera de ver la vida de cualquier ser humano. Al protagonista desde el inicio le ocurren cosas malas, aun así intenta sobrevivir en un mundo que parece no estar hecho para él.
Lo mejor de “Dogman” es que maneja varios géneros, es una crítica social, un cuento de un minusválido superviviente y su viaje hacia la redención. El propio montaje del filme y la banda sonora son otros personajes.
Caleb Landry Jones está como nunca, en una actuación marcada por lo trágico, la comedia y la acción, brutal. Quizás “Dogman” sea la película más humana de Luc Besson, quizás con el paso de los años y su situación el creador se ablanda para crear historias que aun siendo pensadas para un público determinado, se queden contigo.
Femme
La vida y la carrera de Jules como drag queen quedan destruidas por un brutal ataque homófobo. Pero cuando se reencuentra en una sauna gay con su agresor, Preston, que mantiene oculta su orientación sexual, se le presenta la oportunidad de vengarse.
Irreconocible sin su peluca y maquillaje, Jules se infiltra en la vida de Preston y, al hacerlo, inicia una peligrosa seducción. Sam H. Freeman y Ng Choon Ping convierten en largometraje su corto del 2021 “Femme”, una apasionante historia de amor violento.
Nominada en 11 categorías en los Premios British Independent Film Awards es un drama tenso, donde la homosexualidad adquiere unos niveles pocas veces vistos en el audiovisual actual. El guion reflexiona sobre la masculinidad, lo heterosexual y la doble moral, al mismo tiempo propone escenas crudas y duras de sexo.
“Femme” no parece una historia de amor, sin embargo lo es. Más allá del sado y el bullyng, los cineastas hacen una crítica a la homofobia real, la que se esconde detrás de esos hombres que en el fondo huyen de lo que realmente son.
El uso del color, de la fotografía y la música son bastante sensuales, funcionan para dar esa atmósfera sexual tan importante en el filme. La dupla George MacKay y John McCrea, es espectacular. Ambos están en sus roles, con todo el dolor, la ira, con esa convicción que unos personajes tan difíciles requieren.
“Femme” termina con una escena tan liberadora como catártica, un producto consecuente de principio a fin.
Chinas
Arantxa Echevarría regresa al cine social, al terreno que la dio a conocer cuando sorprendió a todos con la potente “Carmen y Lola”, ahora con otro sector bastante marginado en “Chinas”.
En un colegio coinciden al comienzo de curso dos niñas chinas de 9 años. Todo el mundo da por hecho que se harán amigas, pero absolutamente nada las une. Lucía es segunda generación de inmigrantes. Se siente absolutamente española y solo piensa en integrarse con el resto de sus amigas del colegio.
Desearía tener unos padres “normales” como el resto de sus amigas, pero los suyos le avergüenzan constantemente porque no hablan español, trabajan más de 14 horas en el bazar y ni siquiera le permiten celebrar su cumpleaños en el Burger King.
La otra niña es Xiang. Es adoptada y con su rostro delata allá donde va que no es hija de sus padres. Donde va con sus padres españoles, llama la atención. Xiang se pregunta por su familia biológica; ni se siente china ni se siente aceptada ante los demás niños en el colegio. Las dos niñas se cruzarán, separarán y acabarán siendo vitales la una para la otra en la búsqueda de su identidad.
La directora tiene una capacidad para conectar con el espectador que es admirable, aun cuando no haya vivido lo mismo, aunque no sepa nada de lo que está mirando.
“Chinas” aborda la identidad, la xenofobia y lo difícil que es irte de tu país para tratar de probar suerte en otro. No nos damos cuenta lo chocante que son las culturas, no nos damos cuenta como marginamos al otro por su acento, por la forma de sus ojos o su piel, ni siquiera nos ponemos a pensar como se sienten esas personas.
Si en “Carmen y Lola” se trataba de un amor adolescente en pleno terreno gitano, “Chinas” es un canto al respeto, la tolerancia y sobre todo a amar de donde venimos, a estar orgullosos de quienes somos.
Es curioso como Arantxa puede encontrar el equilibrio entre el drama, el humor y hacerte reflexionar incluso con una imagen, con un parlamento. El guion analiza tres generaciones con respeto, delicadeza y con la credibilidad que una historia así lo requiere.
Una vez más en el reparto actores naturales: Daniela Shiman Yang, Xinyi Ye y Ella Qiu, este gremio en España tiene algo mágico, casi milagroso. Si se habla de cine español comprometido, audaz, auténtico e independiente, hay que hablar de Arantxa Echevarría. “Chinas” la reafirma como una autora con voz y militancia.
American fiction
Cord Jefferson ganó el premio del público en Toronto con “American Fiction”. El profesor de inglés y escritor Thelonious 'Monk' Ellison escribe una novela satírica bajo seudónimo, con la intención de denunciar la hipocresía de la industria editorial.
El guion es inteligente y sobre todo actual, se habla de literatura pero se puede aplicar perfectamente a cualquier variante artística. Lo que se consume en la actualidad del género que sea es banal, reciclado y carente de creatividad, estilo y originalidad, pero vende.
Jefferson construye un filme que nos habla sobre el racismo visto desde los propios negros y obviamente desde el punto de vista blanco. A diferencia de la oscuridad con la cual rueda Jordan Peele, en “American Fiction” mediante el humor y la sátira, el cineasta nos está diciendo que todo es falso, comprado y sobrevalorado. Se mezcla ficción con realidad, tiene escenas dramáticas y para ser una ópera prima tiene claro el discurso.
Nominada a los Premios Oscar, Globos de Oro y BAFTA, es de los títulos más interesantes del pasado año. Jeffrey Wright está en su personaje pero no es que su interpretación sea de Oscar, se lo cree y yo igual. Hay que verla porque sus dardos aciertan en un momento en el que lo verdaderamente artístico y relevante está infravalorado.
The zone of interest
La zona de interés Jonathan Glazer obtuvo en el Festival de Cannes el Gran Premio del Jurado, está nominado a los Premios Oscar.
El comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa Hedwig se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín cerca del campo.
Producida por A24, la cinta es otra visión al holocausto y la guerra, una idea que se percibe fresca y fuera de lo común. Si Roberto Benigni en “La vida es Bella” y Waititi le buscaba el lado ácido y satírico con “Jojo Rabitt”, aquí Glazer apuesta por sugerir y por dejar claras las consecuencias de tales sucesos.
El gran mérito del guion es no caer en clichés, en deja vu, en manierismos, se habla del campo de concentración, del exterminio judío, pero desde otro punto, más bien psicológico.
La familia protagonista es idílica, su vida es de ensueño, en ese pedazo de tierra donde se presentan todo es felicidad, sin embargo detrás lo que escucha el espectador le permite imaginarse la verdadera realidad que se esconde detrás de esa fachada con piscina y jardín.
Glazer no es de los grandes nombres del cine, “Reencarnación” fue un escándalo y “Under the Skin” está sobrevalorada. “The Zone of interest” cuenta en la fotografía con Lukasz Zal el minimalismo, el uso de los colores cálidos, los intensos en la noche le dan más carga opresiva al filme.
El sonido es otro de los puntos fuertes y juega como un personaje más, intensa la partitura de Mica Levi. Muchas veces menos es más, puedes conseguir sin ver un fusil, un disparo, ni ríos de sangre, llenarte de miedo, de angustia.
Cuando piensas que el director lo ha dado todo, llega ese impactante final para dar la estocada. De protagonista la mujer del momento Sandra Hüller, sin muchos matices ni diferencias a lo que vimos en “Anatomía de una caída”.
Christian Friedel y Ralph Herforth mucho mejor. “The Zone of interest” no es otro título más sobre nazismo, es un trabajo inteligente, sutil y perspicaz sobre uno de los episodios más terribles de la humanidad, como película funciona.
Poor things
Yorgos Lanthimos ganó el León de Oro en el Festival de Venecia con su nuevo trabajo “Poor Things”, otra joya de su particularísima filmografía.
Bella Baxter es una joven revivida por el brillante y poco ortodoxo científico Dr. Godwin Baxter. Bajo la protección de Baxter, Bella está ansiosa por aprender. Hambrienta de la mundanidad que le falta, Bella se escapa con Duncan Wedderburn, un sofisticado y perverso abogado, en una aventura vertiginosa a través de los continentes. Libre de los prejuicios de su época, Bella se vuelve firme en su propósito de defender la igualdad y la liberación.
Ninguna de sus películas se parece, sin embargo su cine es de autor y ha cambiado para bien, ya el Lanthimos de Canino sigue encontrando nuevas maneras para sorprendernos. En “La favorita” el director tenía tres mujeres de protagonistas, pero su intención en aquel momento no era hablar del universo femenino, el eje central de “Poor Things” es justamente ese.
Simplificarla a una versión de Frankenstein es un completo error, este guion explora ideas más complicadas como el alma, el ser, la identidad y la sexualidad. Durante 2 horas, Lanthimos nos lleva en un viaje casi surrealista por la vida de Bella. Mediante capítulos el cineasta nos sumerge en una película que te va deslumbrando a cada segundo.
Una vez más usando angulares, cambiando de colores y con una puesta en escena digna de premios, la cinta es un festín visual. No falta el humor, no faltan esos diálogos hilarantes al estilo de “Langosta” ni esas reflexiones que ya encontrábamos en “El sacrificio de un ciervo sagrado”.
“Poor Things” primero te atrapa por su aspecto, luego como una montaña rusa no te suelta porque simplemente no sabes que esperar y cada decisión del libreto es más impredecible. Con una escena de sexo prohibida en Reino Unido, el realizador se regodea en lo incómodo y polémico. En la música Jerskin Fendrix con esa partitura clásica y epidérmica.
Nominada a los Globos de Oro, Bafta y Oscar, “Poor Things” es lo que no fue “Barbie”, todo ese discurso rosado y caramelo sobre la muñeca es nada frente a lo que te dice Lanthimos sobre la vida, la libertad, la realización de ser mujer. Emma Stone ya tiene Oscar por la sobrevalorada “La la land”, no lo obtuvo por “La batalla de los sexos” y lo perdió en su momento frente a Olivia Colman, este año Lily Gladstone puede arrebatárselo, pero que nadie dude que su trabajo es magistral.
Lanthimos sabe dirigirla, sabe sacar de ella más de un personaje en esta historia y es tan dúctil en sus manos que hace un trabajo de orfebrería con ella, insuperable. Mark Ruffalo y Willem Dafoe tampoco se quedan atrás y ambos le dan ese equilibrio morboso y terrorífico al filme.
“Poor Things” abre un debate cuando llegan sus créditos y eso solo lo consiguen las buenas películas, la más esperanzadora hasta el momento del director griego, quien nuevamente se reafirma como una voz única del panorama actual cinematográfico.