Conocido entre sus amigos, por Félix B, fue además poeta, crítico de teatro, compositor musical, periodista, cantante, ventrílocuo e -inexplicablemente- una de las personalidades más duramente criticada por la prensa de la época, quienes lo acusaron de violentar la metáfora, de ridículo y picudo, de ser un escritor “lacrimógeno”; pero lo consolaba el éxito de sus obras, las que llegaban a todos los hogares sin importar clases sociales, demostrándose el agradecimiento del público con la gran acogida de las mismas.
A este versátil intelectual se debe también la canción Frutas del Caney, inmortalizada por el Trio Matamoros y grabada también por el conjunto venezolano Dimensión Latina, dedicada a ese hermoso pedazo de tierra oriental en Santiago de Cuba.

Félix B. Caignet marcó un hito en los inicios de la radiodifusión cubana creando una profunda huella en la tradición y preferencias artísticas del cubano, en novelas y series que deleitaron durante largo tiempo al ser transmitida por la radio, a nuestras bisabuelas, bisabuelos y abuelos; tradición que hoy en día se mantiene viva a pesar de los avances tecnológicos que compiten con la radio.