Que los niños conozcan a nuestros escritores y que ellos conozcan a talentosos pequeños para quienes escriben, es el fin de este espacio que se reedita en el verano y a fines de año.
Esta vez lo inició con su violín la niña Patricia Juvier, quien eligió para interpretar la obra " El mosquito"; el estudiante de piano Matheo Castillo Tena interpretó un minuet de Johann Sebastian Bach, célebre músico de quien aportó interesantes datos al auditorio.
El escritor Yasmani González , autodefinido pinaclareño con santaclaritis aguda comentó sobre su próxima novela infantil "Los manchones de tinta", que saldrá por la editorial "Sed de belleza" para la próxima Feria del libro, y leyó fabulosas historias de su personaje Diminuto, mientras Lena Hernández Cañizares, estudiante del último año en el nivel elemental de piano, regaló una danza de Ignacio Cervantes.

El poeta y narrador Otilio Carvajal, autor de importantes libros para niños y jóvenes, habló de su volumen de aventuras para adolescentes "La manito la tengo quemada". Y dedicó tiempo a leer varios párrafos de su texto predilecto: "El libro más triste del mundo", no sin antes recomendar a los muchachos que vivan con intensidad y defiendan su tiempo de juego.

Las hermanas Elaine y Elena, dúo que aprecia a los cantantes y los instrumentistas apasionados, porque inspiran, regalaron simpáticas canciones.
Invitada de honor fue también la escritora Mildre Hernández Barrios, quien evocó pasajes de su infancia y compartió fragmentos de su libro inédito "Corazón de madera".
Los integrantes del coro nacido en el verano, bajo la dirección de la maestra Nelys Cañizares, demostraron lo aprendido, un ejercicio que favorece el trabajo en equipo, la afinación y la independencia auditiva.

Feliz dijo sentirse la escritora y promotora cultural Lidia Meriño, y agradeció a las familias presentes, a los escritores invitados y a los estudiantes del Centro para la Enseñanza Artística "Olga Alonso", siempre dispuestos a mostrar su talento.
"El Patio de mi casa" tuvo como telón de fondo una creación pictórica del escritor Arístides Vega Chapú que ya identifica el espacio en la sede de la UNEAC, y colgaban hoy en una de sus paredes rostros de José Martí recreados por artistas de la Plástica, que se me antojó la mirada tierna del Maestro a quienes son la esperanza del mundo.