Tito Corona ofrece cada lunes el taller de modelado en barro; explicó a la radio que desarrollan ocho encuentros y luego de quemados los trabajos en el horno —cierre del proceso— se hace una muestra muy grata, porque es el fruto del esfuerzo.
«Uno se da cuenta que este tipo de trabajos los motiva mucho, se mantienen entretenidos, les gusta crear, inventar», comentó.

Para experimentar nuevas formas repite su presencia Sabela López: «volví porque desde el primer momento me gustó mucho trabajar con barro y eso me ayudó también a salir de mi zona de confort. Esto me permite tener una motivación, algo para desarrollarme como persona», dijo.
Martes y jueves, el artista y docente Yoelvis Lázaro también reúne un grupo para incursionar en el grabado y la xilografía en el taller “Huellas”.
«Aparte de dejar una huella sobre el papel, sobre una impresión gráfica con la técnica de xilografía, es también dejar una huella en el alma, en el espíritu de estos estudiantes, de estos talleristas, de manera que les sirva en el futuro desde el punto de vista emocional, creativo, artístico, para cambiar sus vidas, su entorno; también para crear un público que pueda ser capaz de apreciar».
«Tenemos niños aficionados, otros de la escuela de arte, otros con necesidades educativas especiales.Trabajamos desde la pedagogía popular para que se integren, que participen desde sus saberes», abundó.

Entre los participantes encontré a un joven muy inquieto y de amplia cultura: Mauricio García Moreno, quien contó cómo conoció el origen y desarrollo del grabado a través de un libro que le ofreció su mamá, le parece muy interesante en términos artísticos.
«He aprendido que hacerlo no es tarea sencilla», pero me gusta el desafío, comentó.

Los jóvenes aficionados viven experiencias de creación plástica, mientras los profesores les entregan su tiempo de vacaciones. Pero es como dice Tito Corona: «el trabajo que a uno le gusta hacer es como si no fuera trabajo; es otra forma también de entretenernos, de divertirnos».