Fundada 1689, esta ciudad del centro de Cuba festeja 336 años de historia viva, legado cultural y espíritu rebelde. Es más que una fecha: constituye una celebración colectiva que une generaciones de pilongos —y no tanto— en un mismo canto de orgullo.
Desde su nacimiento, como desprendimiento poblacional de San Juan de los Remedios y enclavada entre los ríos Cubanicay y Bélico, Santa Clara fue pensada y vivida como crisol de identidades muy propias.
Convertida en una de las urbes más cosmopolitas del país, esta tierra se honra de conocerse en el mundo como la ciudad de Marta y del Che, por la huella de su hija benefactora, Marta Abreu de Estévez, y la impronta del legendario Comandante Ernesto Che Guevara, quien lideró aquella histórica batalla de finales de diciembre de 1958, una estocada imprescindible para la victoria.
Su historia no se ha escrito desde la quietud: fue la única capital provincial atacada durante las tres guerras de independencia de Cuba —1876, 1896 y 1958— y siempre supo renacer. Así lo confirma la admiración del historiador Nicolás Joseph de Ribera, encantado por sus calles limpias y el carácter laborioso de sus habitantes.
Sus leyendas siguen palpitando: el burro Perico, la sirena del Bélico nombrada por el poeta Plácido, el Indio Bravo, el Güije de la Cañada; mitos que, aunque algunos olvidan, perviven la memoria de los santaclareños.
Este 15 de julio, la ciudad se llenará de luces, música y emoción. Desde el recibimiento de los remedianos en el Puente la Cruz, el acto fundacional en el Parque El Carmen, la ofrenda floral a Marta Abreu en el Parque Vidal, hasta la tradicional fiesta de la moda Exuberarte. También se premiarán los ganadores del concurso Fundación de la Ciudad, como expresión viva de los valores literarios de su prestigiosa lista de intelectuales.
Celebrar a Santa Clara es renovar el compromiso con sus raíces, fortalecer el amor por lo que somos y lo que seremos. Como dijera Martí: «De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas».
En el 336 cumpleaños de esta urbe santa y clara, su cultura y su gente seguirán siendo faro y estampa viva de lo cubano.