Hijo de la artista popular María López (dibujante, ilustradora, apasionada parrandera del Barrio Santa Teresa; inmersa durante décadas en la confección de vestuarios, trabajos de ambientación y escenografías, merecedora por ello del Premio Memoria 2015) y de René Batista, excepcional escritor, periodista e investigador considerado el guajirólogo de la cultura cubana de los últimos años, Alejandro heredó esa preferencia bien argumentada por los estudios socioculturales.
Escuche el siguiente trabajo que respalda la afirmación: tras las huellas de sus padres, Alejandro va al rescate de la memoria viva.