El Estado cubano mantiene una práctica de tolerancia cero ante los delitos de trata de personas, de tráfico ilegal y de mercenarismo, tipificados de graves. Aquellos que los cometan reciben sentencias de 30 años de privación de libertad y cadena perpetua.
En un reportaje del Noticiero Nacional de Televisión, el teniente coronel Frank Hernández Estrada, jefe del Departamento de la Dirección General de Investigación Criminal, del Ministerio del Interior (Minint), expuso que, al cabo de un proceso investigativo, 17 personas reconocieron su participación en operaciones de trata de personas con fines de reclutamiento militar.
Se trabaja en las evidencias a partir de sus declaraciones, mensajerías y redes creadas, por lo cual se determinó que tres de ellas están vinculadas directamente a la coordinación de un grupo que sería incorporado al conflicto bélico en Ucrania.
Los restantes fueron reclutados a cambio de promesas de beneficios materiales como pagos salariales, documentos de legalización migratoria, boletos de avión y estancia en un país extranjero.
De acuerdo con el testimonio de Pedro Roberto Camuza Jova, padre de uno de los implicados, uno de sus hijos, víctima del engaño, fue reclutado, se encuentra fuera de Cuba y la familia no sabe su paradero.
A la par, manifestó su agradecimiento al Ministerio del Interior por haber detectado, en el curso de las investigaciones, los intereses similares de un segundo hijo que se alistaba para partir, pero fue disuadido de cometer un acto ilegal que, además, podía costarle la vida, al ser parte de un conflicto militar extranjero.
En el reporte se advirtió que el Minint mantiene el proceso de investigación abierto, trabaja en la neutralización y desarticulación de redes o ciudadanos que, desde el territorio nacional, participen en cualquier forma de trata de personas con fines de reclutamiento o mercenarismo que implique que ciudadanos cubanos hagan uso de las armas contra otro país.
José Luis Reyes Blanco, fiscal jefe de la Dirección de Procesos Penales de la Fiscalía General de la República de Cuba, afirmó que esos delitos se tipifican de muy graves, porque afectan bienes jurídicos de especial significación y connotación para la paz y el derecho internacional.
«Para que un delito se califique de mercenarismo se dan dos elementos esenciales; uno objetivo, definido como el alistamiento en una formación militar para intervenir en un conflicto bélico en cualquier lugar, y otro subjetivo, el de realizar este tipo de acción por un beneficio material, como salario o una ventaja de índole personal y tangible», explicó el jurista.
Tipificado en el Código Penal cubano, tanto en el vigente como en el anterior, añadió que la gravedad del delito también se debe a que da pie a que se cuestione la posición del Estado ante los conflictos bélicos, y que la comunidad internacional ponga en duda la posición firme de intromisión en los asuntos internos de otras naciones.
En tal sentido, Eva Yelina Silva Walker, directora de Derecho Internacional en el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex), afirmó que Cuba desempeña un papel activo en la ONU, en repudio y condena al mercenarismo, la trata y el tráfico de personas.
«Estamos comprometidos con el cumplimiento de los instrumentos internacionales de los cuales la Isla es Estado parte, como la Convención de Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional y sus protocolos sobre la trata de personas y el tráfico de migrantes».
Valoró que la trata de personas significa el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas mediante la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o de una posición de vulnerabilidad. También cuando se da o reciben pagos o beneficios para lograr el consentimiento de una persona que tiene control sobre otra, con fines de explotación.
Por su parte, el tráfico de personas es el traslado hacia otro país de quienes no poseen una documentación migratoria en regla.
Refirió la funcionaria del Minrex que Cuba presenta informes en los organismos multilaterales sobre estos temas, y deja claro las decisivas políticas y acciones de prevención, así como el férreo enfrentamiento contra cualquier tipo de actividad que pueda derivar en los delitos mencionados.
Los entrevistados coincidieron en resaltar la firme y clara posición histórica mantenida por la Revolución Cubana, caracterizada por rechazar el uso de mercenarios.
Aseveraron, categóricamente, que Cuba no forma parte del conflicto bélico en Ucrania.