Su original estilo y su modo de representar la cotidianidad fueron rechazados por la sociedad de su tiempo, pero a pesar de ello Édouard Manet acabaría siendo reconocido por su obra e inspirando a muchos otros artistas a los que mostraría el camino para desafiar las técnicas pictóricas más tradicionales.
Con su muerte el 30 de abril de 1883 se apagaba la luz del que para muchos había sido, sin lugar a dudas, el creador de la pintura moderna. Difícil de encuadrar en un estilo artístico concreto, Manet está considerado por muchos críticos de arte un gran innovador por la originalidad de los temas escogidos y por el tratamiento pictórico aplicado a sus creaciones.